Pedro Capó y su herencia musical

Tota

Los muebles, una reliquia heredada por su tía Jackeline que su padre, el creador de “El Bardo”, usó en su natal Coamo, lo tranquilizaron.

Finalmente se calmó punteando en la guitarra acústica que utiliza Jackeline para animar sus bohemias en el Bodegón de Gaspar.

Y, con aparente control de la situación, el joven intérprete de Fuego y amor respondió al cuestionario de este reportero, aunque asistido a veces por su tía Jackeline.

Pedro, la tercera generación de los Capó, estampó once canciones de su autoría en su primer disco en solitario con el sello Racy Music, un privilegio al tratarse de un compositor cuyas obras no han trascendido ni resonado en las voces de otros intérpretes.

“Gracias a Dios. Primero se pensó grabar seis o cuatro temas míos. Yo le pedí al señor Ray Contreras, el productor, que me brindara la oportunidad. Y me salí con la mía”, dijo el creador de “Bella flor”, “Niña”, “Mi religión” y “Fantasmas”.

Su reto ahora es demostrar que, en el género del pop, rhythm & blues y el rock alternativo puede ser tan prolífico como su abuelo. Confía en que será fácil porque creció con música.

Recordó que a mediados de la década del 1980 Bobby Capó se presentó en Bellas Artes y allí, acompañando a su padre Bobby Jr., estuvo Pedro, quien había cumplido nueve años cuando su abuelo murió en 1989 y 14 cuando la muerte sorprendió a su progenitor, fallecido súbitamente de un aneurisma en la aorta.

“Estaba predestinado a la canción porque desde pequeño me recuerdo al lado de mi padre, con su guitarra y sus amigos”, evoca Pedro, una de las voces de la agrupación de rock Marca Registrada, a la que ingresó a los 17 años.

La banda no evolucionó y Pedro se mudó a Nueva York, pero allá vivió apretado, sin un hogar permanente, pernoctando, como dijo, “de sitio en sitio, en lo que vivía de la música”. Allá trabajó como mesero, bartender y pintor de casas en Rockland Country, hasta que lo firmó Racy Music.

No considera que su incursión como solista se cristalice un poco tarde. Su tía Jackeline aclara que ella también comenzó a cantar hace alrededor de diez años, porque era el momento en que se sentía lista.

“Muchos me han dicho lo mismo a mí. Uno tiene que pasar por la etapa de ser obrero de la música, de saber escoger repertorio”.

La obra de su padre Bobbyto ejerce la influencia más fuerte en la música y el estilo de Pedro Capó. “Siempre lo vi con adoración. Estuvimos muy juntos. Me llevaba a la escuela y a sus shows; admiraba su música y aprendí a tocar con sus temas”, recuerda Pedro.

Algunos piensan, sin embargo, que Pedro pudo honrar la memoria de su padre, incluso de su abuelo, estampando una u dos de sus canciones en el cd “Fuego y amor”. No quería clichés ni ganchos, explica.

“Podía ser muy fácil. Me podían encasillar”.

Para Pedro es muy difícil comparar su música con la de Bobby Capó y su padre. Cada una responde a una época, a vivencias y circunstancias sociales particulares y a la interpretación que sobre el amor tiene cada autor.

Para Jackeline, empero, la música de su sobrino Pedro es original. “Su variedad de experiencias en cada número es buena. No voy a tirar a ningún compositor al medio, pero casi todas sus canciones suenan iguales en contenido y patrones musicales. Cuando escucho el disco de Pedro hay variaciones y letras diferentes, relevantes al público al que se dirige. Sigue el estilo de composición del autor de “El bardo” y “El negro bembón”.

Pedro Capó ha acumulado en su catálogo alrededor de 120 canciones. Aunque son predominantemente románticas, asegura que sí hay vena para temas patrióticos y sociales.

“En el disco incluí “Fantasmas”, que es un tema de crítica social”, sostuvo el joven cantautor y guitarrista.

Pedro, quien residía en Nueva York, se ha establecido en Puerto Rico, consciente de que es desde aquí que debe proyectar e impulsar su carrera en el pop contemporáneo.

Firmado por cuatro discos con Racy Music, Pedro aspira a evolucionar como compositor porque desea que otros intérpretes graben su música, como sucedió con su abuelo y padre.

Como misión, Pedro ha asumido el reto de rastrear, recuperar y documentar el catálogo de temas de Bobby Jr., el que -comparado con el de su abuelo- se encuentra disperso porque nunca lo registró o sencillamente vendió su titularidad. El suyo, por su parte, está seguro en Timba Music.

“Hay una canción, titulada “Como me das la vida”, que pensé incluir en mi disco, pero no pude porque se la vendió a Combo Records. Eso sucedió con muchas de sus canciones y es posible que también ocurriera con muchas de las que le grabó Tony Croatto”.