Antes de su presentación el público disfrutó de un preámbulo musical a cargo de Grupomanía y Los Sabrosos del Merengue, que sirvieron de telonero.
“Querido Puerto Rico, estoy aquí, he regresado”, dijo el merenguero dominicano, quien vivió por mucho tiempo en esta Isla, siendo ésta una de sus principales plazas de operación.
Y qué recibimiento tuvo el cantante. El gran regalo fue una alta reciprocidad de los asistentes y nada impidió a sus seguidores cumplir con la cita.
De hecho, se observó entre el público a una señora, de origen dominicano, de avanzada edad, disfrutar de la velada en silla de ruedas.
Las primeras ovaciones se escucharon de las graderías y se conectaron con las de la platea. Esto sucedió cuando Toño Rosario, tras ser anunciado por los anfitriones de la noche, irrumpió en escena al descender por unas escalinatas colocadas al fondo del gran entarimado.
Un efecto de pirotecnia y otro de luminotecnia que sólo hacía avistar su silueta conjuntamente con la descarga rabiosa de su merengue, marcó la ruta para un estallido de emociones que se mantendría por casi dos horas de show, tiempo durante el cual no dejarían de ondear agitadas por la concurrencia las banderas dominicana y puertorriqueña.
Vestido con pantalón negro y camisón blanco a la usanza casi medieval, Toño Rosario se valió del merengue “Quiero volver a empezar” para arrancar los primeros suspiros, la manera propicia de encender un comienzo.
El Cuco –como también se conoce al merenguero– logró una vibrante presentación con interpretaciones musicales que invitaron a los más dispuestos a convertir aquel lugar en una pista de baile.
Y es que Toño Rosario aúna a su calidad como merenguero su imponente personalidad escénica.
Cada gesto le era celebrado, pero lo destacado fue sin dudas cómo mantuvo de pie al público durante sus primeras canciones, “Jenny” y “Estúpida”.
Su orquesta, dirigida por el maestro Israel Casado, se escuchó con claridad en el auditorio, algo que favoreció mucho su actuación y contribuyó a que fuera tan celebrada.
El vocalista hizo un recorrido por sus canciones emblemáticas, pero no faltaron las más recientes, como “Resistiré”, tapa de su última producción y que ya Puerto Rico incluye en sus coros.
Pero la descarga musical también sobrevino con “La última copa” y “Cumandé”, que formaron parte de las 26 canciones que regaló a la audiencia, un maratón musical en el cual hubo una pausa cuando el merenguero salió de escena por unos minutos para un segundo cambio de ropa.
Ahora, vestido de blanco, cuyo camisón parecía que le molestaba un poco porque trataba de acomodarse el fajín, cantó “Bárbara” y la respuesta no se hizo esperar.
Toño Rosario también se dio tiempo para presentar a parte de su prole. El primero fue Pepe, corista de su orquesta, y hasta se ufanó al señalar que “es tan bello y hermoso como su padre”. También llamó al escenario a Antonio, que procreó con la puertorriqueña Ivette Cintrón, y tras ello presentó a Lisaura.
“Ellos son parte de mi legado”, expresó, al tiempo que el público le refería que faltaban más hijos por mostrar.
De igual modo presentó a su actual esposa, la boricua Yaritza Rivera, a quien describió como el amor de su vida al estamparle un beso.
Toño Rosario aprovechó el momento de interactuar con sus admiradores para excusar al rapero Tego Calderón, quien se esperaba que formara parte de su show, además de lanzar indirectas para otros que no acudieron a la cita.
“Pero agradezco a Grupomanía y a los Sabrosos del Merengue por haber estado aquí”, dijo.
Pero fue suficiente. Toño Rosario logró lo que por mucho tiempo se le hacía difícil al merengue y era llenar el coliseo “Roberto Clemente”, un triunfo para ese ritmo musical dominicano, que vuelve a tener un buen respiro, tras la inercia por algunos años en Puerto Rico.
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