Sin embargo, a veces el fanatismo hacia un artista no se limita a conseguir un simple autógrafo y va más allá de los que muchos padres de adolescentes y jóvenes pueden saber o imaginar. Todos recuerdan el caso de Selena, asesinada por su principal admiradora, Yolanda Saldívar (agravado por el hecho de que era una persona adulta).
Ahora un caso toca en particular al grupo dominicano Aventura. Uno de sus músicos, Leonardo Reyes Zapata, es acusado por la fiscalía de Honduras de drogar y violar a una menor de edad (ella tiene 15 años).
¿Hasta dónde puede correr peligro una fanática al tener permisividad con sus ídolos y viceversa? Para Domingo Bautista, ex mánager de Wilfrido Vargas, la distancia entre un fanático y el artista es vital. “En la medida en que se mantiene una distancia entre las fanáticas del artista se puede preservar cualquier tipo de acción, no del todo decorosa”.
En tanto, el doctor Edilberto Mejía Torres explica que existe un peligro hasta el nivel de que la fanática pueda ser agredida como sucedió supuestamente en el caso de Leonardo, o al revés, hasta el artista perder la vida por un fanático como sucedió en el 1982 con el ex Beatles, John Lennon.
“La actitud de estas fanáticas son incitaciones que ocurren en personas inmaduras y sucede con frecuencia en los adolescentes, porque es una población vulnerable. Tan vulnerable que ha habido necesidad, en muchos países del mundo, de legislar para protegerla, porque hay adultos que entendiendo la vulnerabilidad de esa población juvenil se aprovechan y la ponen en situaciones de peligro”.
Para entender la actitud de los fanáticos, que en su mayoría son adolescentes, por su condición de vulnerabilidad hay que recordar que el fanatismo se entiende como una obediencia ciega a una persona, idea, objeto, el cual se entiende por un celo obstinado.
“Los fanáticos son capaces de cometer crímenes y asesinatos si alguien ofende a la imagen o figura que adoran. Otros hasta se quitan la vida si esa persona a la que ven como un dios va de este mundo”, refiere Mejía Torres.
Seguir un artista o figura pública con obstinación -explica Mejía Torres- “es lo que algunos tratadistas han llamado el principio de indución directa de emoción por medio de reacción simpática primitiva”.
“Si estas muchachas no tuvieran informaciones ni un marketing directo de estos artistas, la reacción de ellas no fuera la misma, porque ellas tienen una respuesta inducida de modo directo, inducida por una especie de marketing que uno le llama una reacción condicionada”.
Con experiencia
En la década de los 70, Domingo Bautista fue por mucho tiempo mánager de la orquesta de Wilfrido Vargas, cuando este emergía con gran éxito. Vivió muchas experiencias de actitudes con las fanáticas.
“Generalmente quienes acuden en actitudes de fanatismo frente a los artistas son adolescentes y jóvenes. Resulta muy riesgosa y complicada una vinculación, y más si el artista pertenece también generacionalmente al mismo nivel de sus fanáticos, entonces, cuando se suma la inexperiencia de la juventud eso puede crear situaciones de malestar y hasta problemas y es lo que quizás ha pasado en este caso de Aventura”.
Bautista entiende que muchas veces los artistas jóvenes e inmaduros se dejan arrastrar por los sentimientos y las emociones.
Responsabilidad
Con el caso tratado, muchos conocedores del medio responsabilizan a los padres por el comportamiento de las jovencitas.
“Si es cierto que ese joven violó a esa muchacha de 15 años, a los padres les debería caber cárcel”, expresa indignado el sociólogo Rafael -Cholo- Brenes.
En cambio, Bautista hace un llamado a los padres a orientar y supervisar el comportamiento de sus hijos frente a un fanatismo desmedido a una figura pública.
En ese caso, Mejía Torres explica que los padres tienen que establecer un código de conducta. “El problema es que hay un agrietamiento en la responsabilidad de educación porque los padres establecen normas a los niños, y ellos (los padres) son los primeros en romperlas”
“Eso que le pasa a esos adolescentes es porque no tienen una escala de valor ni objeto a admirar. Su mejor modelo no está en la casa, entonces lo buscan fuera”, asegura Mejía Torres.
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