El extraño y extravagante mundo del “reggaeton”

Tota

El “reggaeton”, el género musical de moda, tiene su mundo extravagante, nada modesto y siempre superlativo.

Cuando les toman fotos, hacen todos con los dedos las mismas señales típicas de los raperos, con la uve horizontal y no la tradicional vertical de victoria.

Y aunque están apenas comenzando, como Rakim & Ken-Y, no dudan en llamar a su primer álbum “Masterpiece: Nuestra Obra Maestra”.

Tampoco es necesario que sepan cantar, ya que van recitando las letras de canciones, frecuentemente con connotaciones sexuales.

Sus intérpretes llevan el pelo muy corto, muy ceñido en la frente y algunos como Don Omar y los Luny Tunes, trenzados en rayas hacia atrás. Usan gafas oscuras ostentosas, gorras al revés, ropa bien holgada, diamantes en las orejas, inmensos relojes y mucho “blin blin” (joyas, cadenas y pulseras).

Aparentemente para triunfar en este mundo del “reggaeton” hay que bautizarse con nombres en inglés: Daddy Yankee se llama en realidad Raymond Ayala, Nicky Jam es Nick Rivera Caminero y el dúo de Master Joe y O.G. Black nacieron como Joel Hernández Rodríguez y Adolfo Ramírez Bruno.

Ivy Queen (en la foto), una de las pocas mujeres en este mundo de hombres, se llama en realidad Marta Ivelisse Pesante.

Entre los dúos, es frecuente que en vez de la “y”, usan el signo “&”, tal es el caso de Wisin & Yandel.

Héctor El Bambino, el ex del dúo Héctor y Tito no tiene reparos en hacerse llamar ahora “El Father”, tal vez en referencia a que es uno de los pioneros de este género.

Y Lunes Tunes no es uno, sino dos y ambos también productores de gran éxito: Francisco Saldaña y Victor Cabrera. Hace cuatro años, estos dos jóvenes dominicanos lavaban platos en la cafetería de la Universidad de Harvard en Boston.

Y como nadie es modesto entre ellos, el puertorriqueño Don Omar ha bautizado su último disco “King of Kings” (“Rey de Reyes”), sin duda en alusión a que quiere ser el rey del “reggaeton”, con permiso de otro que disputa también ese título, Daddy Yankee.

A pesar de estas extravagancias y quizás por ellas, son los que más venden actualmente y se los disputan las multinacionales de la industria musical que han visto en ellos una verdadera mina de oro.