Lo primero que anunció su aparición fue el juego de imagenes proyectadas sobre el telón, lo segundo fue su voz cantando una canción que recordó su ancestro árabe, después salió su sombra.
Y por último, la gente reconoció la letra de la canción ‘Estoy aquí’.
En efecto, Shakira estaba aquí, en Bogotá, por fin. El público que se agolpaba en el Parque Simón Bolívar, sin importarle que se exponía a un concierto pasado por agua (cosa que no ocurrió), pudo por fin aplaudirla y creerle cuando al saludar, Shakira dijo: “No se compara con nada cantarle a mi tierra”.
Y puede ser que el orden de las canciones estuviera previsto, y hasta el pequeño discurso acogedor con el que las presentó, pero el ingrediente adicional era que cantaba en Colombia. Que en pocos escenarios de su gira mundial podía Shakira animar al público, como lo hizo, diciédole: “Arriba, mi gente”.
Y sí, en el orden previsto, ella contó la historia de la canción que compuso a los 17 años. Y lo agradable, al darla a conocer, fue hacer, gracias a ese tono de confidencia, que el público oyera, como si fuera la primera vez, una clásica suya como Antología.
Mientras cantaba versos como “Y fue por ti que escribí más de cien canciones”, en el telón, tras ella, se proyectaba el aletear de unas mariposas.
Así mismo, Shakira transportó a la gente a la playa, con olas fluorescentes donde compuso ‘Inevitable’. Y pasó de allí al ambiente roquero con tono de advertencia de la canción ‘Si te vas’.
Así, aunque sus seguidores no dejaban de comparar la sencillez de este concierto con el despliegue escenográfico del Tour de La Mangosta, la magia fue precisamente la delicadeza de los recursos empleados para crear esas atmósferas. Un ejemplo fue la la sombra de una orquesta sinfónica proyectada sobre el telón cuando interpretó Obtener un sí.
Y después, siguió la presentación de Albert Melendez, un cubano rastafari, que interpreta con ella ‘La tortura’.
Siguieron los cambios de ropa, el vestido rojo de pasión con el que interpretó y bailó suavemente la letra de la canción ‘No’. Algunos ven en esa interpretación una rosa, otros ven una mariposa cuando ella juega con la larga tela de su vestido, otros vieron una llamarada.
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