Tommy Olivencia , Masivo adiós de su pueblo

Tota

El primer acorde de la trompeta que una vez tuvo a su cargo Tommy Olivencia dejó claro que allí no habría cabida para el mínimo viso de ambiente fúnebre. Los miles de aplausos también se amotinaron: la fuerza con la que retumbaron insistía en que no eran sus restos los que entraban a una de las carpas adyacentes a la tarima… sino él, vivo.

Una brisa fría siguió la misma estrategia y desafió el ardiente sol para que decenas de parejas sudorosas convirtieran los alrededores del féretro en una pista de baile.

Esa multitud feliz que desde las 10:00 de la mañana se arremolinó en la Placita de los Salseros, en el barrio Villa Palmeras, en Santurce, fue la primerísima señal de que aquel era “el cielo” que siempre soñó el insigne director de orquesta, como describió su viuda, Paquita Olivencia, en el tributo musical ocurrido en la tarde de ayer, miércoles.

¿Coro de ángeles? Sí, puede decirse que lo hubo dada la perfecta coordinación, afinación y claridad en la anuencia de las voces de Simón Pérez, Paquito Guzmán, Sammy “El Rolo” González, Lalo Rodríguez, Viti Ruiz, Héctor Tricoche, Paquito Acosta y Keyvan Vega, cantantes, en diferentes épocas, de La Primerísima. Contó, además, con el especial matiz de una improvisada acompañante: Francis Olivencia, hija mayor del trompetista que le iba a donar un riñón.

Fueron 13 canciones las que se repartieron antes de unirse, al final, Choco Orta, Junior González, Michael Stuart, Camilo Azuquita, Pichie Pérez, Wichie Camacho, Manolo Lezcano y Mel Martínez.

De los músicos, ya desde la décima melodía Papo Lucca se había apoderado del piano; Chago Martínez de los timbales; y Richie Bastar de los bongós.

Sin duda, hubo otra multitud en la tarima, si a ellos se suman los Jala Jala Dancers y los amigos de Tommy Olivencia. Pero el orden era evidente, empezando por el que impuso con su enternecedor temple Paquita Olivencia. Quizás eso abonó a que los fanáticos se portaran bien.

No se podía distinguir qué inspiraba más seguridad: si las decenas de policías del Municipio de San Juan, que colaboró con la emisora Z-93 y la familia Olivencia en organizar el evento, o las varas que zurcaron la placita al fungir como camino de peregrinación hasta la tumba.

Esa vía estuvo repleta desde la 1:00 de la tarde, cuando, luego de haber llegado sobre los hombros de Tomito Olivencia desde la parroquia Nuestra Señora de Lourdes, Paquita Olivencia autorizó que se abriera para que “la gente humilde de Puerto Rico pueda estar a su lado y darle su último adiós”.

“¡Gracias a Puerto Rico y que viva la salsaaa! Así hubiera dicho. Él escogió morir frente (al residencial “Luis) Lloréns Torres”, donde organizó su orquesta e hizo su primer ensayo. ¡Aquí los dejo con esta música del maestro Tommy Olivenciaaa!”, dijo al público con la entonación de un animador de actividades musicales.

Destaparon el féretro. Sonó la trompeta. Empezó la salsa. Seguidores con fotos, objetos de colección y ofrendas tenían sus instantes de cercanía con el maestro. En la tarima Cuto Soto, Ricardo Currasa, Cachiro Thompson, Ricardo Marrero, Johnny Acevedo, Moisés Cancel, Rafi Gutiérrez y Ángel Torres, músicos actuales de La Primerísima bajo la dirección de Tomito y Edgar Nevárez, repartían masacote junto a Paquito Guzmán con “Planté bandera”.

Y abajo, en la carpa, Tommy Olivencia, la insignia nacional y el güiro que lo acompañaban despedían un delicado aroma que se imponía al hedor de cigarrillo como el ahogo a la garganta del dueño de la Sonora Ponceña, Quique Lucca, cuando subió al proscenio sin poder enunciar palabra. Willie Rosario y Papo Lucca sí pudieron agradecer la dedicación y entrega del fenecido músico.

Los momentos culminantes, que terminaron a las 3:00 de la tarde porque a esa hora estaba pautado el entierro en el cementerio de Villa Palmeras, se coronaron con los soneos de Lalo Rodríguez, uno de los más aplaudidos, y un sentimental Viti Ruiz, quien aludió a la reunión de su fallecido hermano Frankie Ruiz con su guía musical Tommy Olivencia en el cielo.

El alcalde de Guaynabo, Héctor O’ Neill, el ex alcalde de Cataño, Edwin Rivera Sierra “El Amolao”, el vicepresidente de la Cámara de Representantes, Epi Jiménez, y los cantantes Ruth Fernández Andy Montañez, Roberto Roena y Jerry Medina fueron otras personalidades que gozaron de la rumba.

“Trucutú” y “Evelio” se escucharon más de una vez, como para reiterar la eternidad musical de Tommy Olivencia, su creador.