Alejandro Sanz: Un viaje inolvidable

Tota

Abordo del Tren de los momentos, los seguidores del cantante español Alejandro Sanz disfrutaron de un recorrido memorable por su música, el pasado sábado en la American Airlines Arena. Su desenfado y virtuosismo arrancaron de los asistentes elogios y aplausos interminables, sellando así su gira mundial de conciertos.

”¡Mi musiquita Miami!”, saludó el madrileño a su público que lo esperó por poco más de una hora, mientras se caldeaba el ambiente al ritmo de la superromántica cubana Lena, quien apropiada de su piano encendió la chispa de la jornada.

Nueve de la noche y, por fin, un sonido de locomotora que resonó por toda la arena trajo a Sanz, de camisa blanca y corbata suelta, dejando en el clóset su usual camiseta negra, y una chaqueta que se burlaba del calor: todos de pie saludaron a su ídolo y él con una sonrisa iluminada arrancó sin más preámbulos a cantar, con su espectacular banda de músicos detrás y todo dispuesto para una velada de buena música.

”Ven, que no voy a cambiarte, ni tu vida será otra; yo te invito a este lugar donde el amor no se equivoca”, cantaba el español, mientras el eco del público lo secundaba, y los más afortunados agarrados de la mano de sus parejas.

”Estamos en casa, el último concierto del año tendría que ser aquí. ¡Esta noche déjense llevar por los paisajes, vamos a ponerle el 1000 por ciento!”, anunció a sus seguidores asumiendo su papel de conductor del tren, que se detuvo para dar marcha atrás en su trayectoria y dedicarle una tanda a las canciones más viejitas, las de los primeros amores y desamores: Si tú me miras, Cuando nadie me ve y Que no te daría yo, fueron algunas de las clásicas que trajo recuerdos a las memorias de los pasajeros y los puso a cantar con los ojos cerrados.

Romántico y apasionado fue el espectáculo que dio Sanz a su emocionado público, y como en la sala de su casa bromeó, se rió y hasta bailó, lo que definitivamente no es su fuerte, con su Corazón partío. Su inconfundible voz, ronca y dulce a la vez, llegó a cada rincón de la arena, y canción tras canción fue convirtiendo el escenario en un lugar íntimo.

Ya con la aguja arriba y sin ningún asomo de duda, el español se confabuló con su hinchada venezolana y exhibió ante los miles de ojos que lo veían cantar una camiseta que dejaba muy mal parado a su presidente Chávez: la respuesta fue una explosión de gritos y aplausos que terminaron de encender la hoguera.

Tras una hora y media de éxitos y clásicas, el español le dijo adiós a Miami, por primera vez: la fórmula mágica de despedirse para luego regresar a la tarima sólo funciona si se tiene el talento de un artista como Sanz, y fue así como el clamor de sus seguidores lo trajo de vuelta y, como él mismo anotó, ”por fin solos”, su piano y su voz le regalaron a Miami otros cuantos minutos: ”Una mujer para mí debe ser mucho más que una hembra y sólo por esa mujer valdría mi muerte más que mi vida”, cantó.

Fue así como los fans de Alejandro Sanz renovaron sus votos de fidelidad el pasado sábado, y lo acompañaron a celebrar su buen momento musical, luego de que el Grammy 2008 nominó a su Tren de los momentos como uno de los mejores álbumes de pop latino.•