El esperado espectáculo, denominado “Un aniversario de clase mundial”, inició a las 9:15 de la noche, luego de haber sorprendido a los 18 mil fanáticos que asistieron a la fiesta salsera con unos visuales que hilvanaban la historia de la agrupación en las últimas cuatro décadas, inscritos en una narración histórica interesante resaltando las imágenes de mayor impacto que estremecieron nuestra patria y el mundo.
Luego, la tarima se encendió con fuegos artificiales y aparecieron en escena los 14 integrantes de la orquesta elegantemente vestidos. En el centro, el jefe de la cuadrilla musical más importante de nuestro terruño y la máxima representación de la salsa antillana: Rafael Ithier.
En segundos, el jefe de “Los Mulatos del Sabor” tomó el piano, marcó la clave y encendió el festín con las melodías “El swing” y “Concierto amistad”, tema en el que Rafael Ithier improvisó un soneo para despertar los ánimos, a la vez que aprovechó para cederle la banquilla del piano a su elegido, Willie Sotelo, quien condujo con maestría las interpretaciones de “No quiero llanto” y “La muerte”.
“Buenas noches, antes que nada déjenme decir que me siento extremadamente feliz. Todo el mundo sabe que yo soy puertorriqueño desde el pelito blanco más chiquito hasta la última uña de los pies. Si me sacan de este país, me muero a los dos días porque soy como el coquí, y a nombre de nuestros compañeros estamos agradecidos…. Sin el apoyo que ustedes nos han dado, no hubiésemos conseguido este triunfo. Son ustedes un factor muy importante en la vida y desarrollo de este grupo y lo mejor que podemos hacer es sacar un poco de nosotros para reciprocar…”, expresó el jefe del veterano conjunto.
Ve la fotogalería del concierto
De inmediato, invitó al público a bailar al ritmo de “Jala jala” y “Chua, chua, boogaloo”, temas en los que también se lucieron los bailarines del coreógrafo Tito Ortos, quienes ocuparon un papel importante en el concierto.
Un vídeo con un mensaje de Guillermo Álvarez Guedes, el empresario responsable de impulsar la música de El Gran Combo en los años 60 a través de su sello Gema, provocó la risa del auditorio.
“Brujería” y “Los tenis” –con una participación especial en escena de José “Piculín” Ortiz y Mario “Quijote” Morales– continuaron la rítmica velada. Justo en ese momento, Charlie Aponte, Jerry Rivas y Papo Rosario aparecieron en el proscenio vistiendo camisetas deportivas de baloncesto con la insignia de Puerto Rico, una seña del espíritu nacional que los alberga.
La agenda musical continuó con “No hay manera” y “Los celos de mi compay”, en el que apareció la primera invitada de la noche, Milly Quezada.
“Nido de amor”, “Serrana”, “Caballo pelotero”, “El teléfono”, “Julia” (en voz de Tito Nieves) y “El menú” calentaron la escena hasta que llegó a su clímax, cuando salió a la tarima Gilberto Santa Rosa a cantar “Goyito Zabater” y “La reina”.
El espectáculo continuó con “Se me fue”, “Falsaria”, “A mi manera”, “Un beso la vida” y “Ámame”, estos últimos en voz de Luis Fonsi.
“Ojos chinos”, “Trinchera” y “Patria” sirvieron de antesala para el tributo que el grupo le rindió al fenecido productor Luis Vigoreaux.
Adentrada la noche, sonaron “Carbonerito” y un popurrí con los temas “Guaguancó de El Gran Combo” y “Achilipú”, abriendo el escenario para la participación de una de las mejores voces de nuestro cancionero: Andy Montañez.
El espectáculo también incluyó la vocalización de “Cupido”, “La clave”, “Hojas blancas” y “Arroz con habichuela”, con la actuación especial de los niños cuatristas Emanuel Rodríguez y Joshia Rivera, Prodigio Claudio y el trovador Mariano Cotto. El cierre correspondió a “Timbalero” y “45 son”.
Puro sabor
Como era de esperarse, El Gran Combo impartió un soberbio sonido a lo largo de las tres horas de duración del espectáculo que provocó que el público se contoneara en sus asientos al ritmo de sus cadenciosas interpretaciones.
Las voces de Charlie Aponte, Jerry Rivas y Papo Rosario se escucharon regias, como brillantes también fueron las vocalizaciones que realizaron Andy Montañez, Gilberto Santa Rosa, Tito Nieves, Milly Quezada y Luis Fonsi.
Mas uno de los mayores créditos a la excelencia de este show corresponde al profesionalismo de la batería de músicos que integra esta importante agrupación.
El sonido acompasado del bajo en manos de Freddy Rivera transportó a la audiencia, en especial a la más longeva, al recuerdo nostálgico de los inicios de El Gran Combo, cuando ejecutó piezas como “Jala Jala”, “Chua, chua, boogaloo”, “Caballo pelotero” y “Julia” en la que las notas del bajo se desprendían en frases sincopadas, a la usanza del trabajo que solía ejercer el bajista fundador del combo Miguel Cruz.
Igual mérito tuvo la fase percusiva del grupo, a cargo del timbalero Cuqui Santos, el bongosero Richie Bastar y el conguero José Miguel “Pollo” Torres. El trío cargó el ritmo guapachoso que enciende los ánimos de los melómanos.
El dulce fraseo de la armonía de la agrupación se sintió mágica en las ejecuciones de los trompetitas Taty Maldonado y Víctor “Cano” Rodríguez; el saxofón de Eddie “La Bala” Pérez y Freddy Miranda; y el estupendo trombón del gurabeño Moisés Nogueras.
El pianista Willie Sotelo, por su parte, dio cátedra de su dominio musical al pasearse por los acordes de su instrumento tal y como lo hace el maestro Ithier, quien tampoco dudo en mostrar que a sus 80 años de edad sigue siendo un genio de la clave y el ritmo.
El gran ausente de la velada fue Rubén Blades, quien aún cuando se comprometió en febrero pasado a venir a la Isla para cantar con “La Universidad de la Salsa”, canceló a última hora su comparecencia. Ante el desplante, los organizadores presentaron un vídeo en el que el cantautor panameño daba sus “razones”, al tiempo que felicitaba a Rafael Ithier y sus músicos.
Fuentes de PRIMERA HORA aseguraron, sin embargo, que la razón ausencia del intérprete de “Mundo” se debió a diferencias con los productores del espectáculo tras el anuncio de la apertura de una segunda función para hoy, sábado.
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