Salsa Kids añoran otra vez una motora para Navidad

Tota

Al entrar a la tienda de motoras se transformaron en niños con juguete nuevo, y es que los integrantes de Salsa Kids se quedaron con el deseo de recibir una de éstas.

Esteban, Omar y Jomi no pueden evitar la emoción, por lo que se montan en cada uno de los modelos de la tienda Motor Sport, en Guaynabo.

Una vez más, este año harán su cartita con la esperanza de que Papá Noel o los Tres Reyes Magos les cumplan este sueño que los jóvenes salseros, que regresaron este verano pasado a la música, tienen desde su adolescencia.

“Cuando yo tenía como ocho años le dije a mi papá que cuando fuera grande y famoso yo le compraría una Harley y una lancha… y estamos en eso”, contó Omar, cuyo regalo de Navidad que más recuerda es un platillo volador de colores.

Omar y Esteban se conocen desde niños y a partir de los 14 años comparten el deseo de tener una motora. Es que los gustos en común es parte de su cotidianidad, una especie de “telepatía” que existe entre ellos.

Por su parte, Jomi llegó hace apenas seis meses al grupo y se complementa muy bien con sus compañeros, así que no es raro que sea otro “fiebrú” de los vehículos de dos ruedas.

“Cuando tenía cinco años me regalaron una (motora) y en el patio me metí de frente con la verja y mis papás me la quitaron. Desde entonces me he quedado con eso”, dijo, por su parte, Jomi.

Con una motora tipo “scramble”, que corre a un máximo de ochenta millas por hora, Jomi se ha conformado.

Ése fue el primer regalo que se hizo con las ventas del disco “Baila conmigo”, que promoverán pronto en Centro y Suramérica.

Esteban también tuvo su premio de consolación al adquirir una “scooter”, porque asegura que Santa Claus siempre tuvo problemas de comunicación y nunca atendió su pedido.

“Siempre me han gustado. Traté de comprarme una y cuando tenía el dinero, no me dejaron. Pero, hace dos años me compré una ‘scooter’ como premio de consolación”, expresó el que parece ser el más serio del trío, aunque declaró que le gusta vacilar en su vehículo al son del reggaetón, porque aclara que este entretenimiento no va con la salsa.

Esteban, además, recuerda con cariño un camión Tonka al que nunca pudo destruir, como suelen hacer con sus juguetes todos los niños.

Pese a que Omar, a quien le gusta también pilotear aviones y tirarse en paracaídas, es el más atrevido de los tres, se ha resistido a la tentación de un premio de consolación. Él aguarda el momento propicio para adquirir su Harley.

Aun cuando el sueño de andar corriendo en dos ruedas no se ha cumplido para los Salsa Kids, ellos disfrutan al máximo esta etapa de su vida adulta, que les ha permitido volver a presentarse ante su público.

Por eso, Esteban y Jomi agradecerán a Dios todos los logros del año compartiendo con su familia, mientras que Omar se irá de trulla y comida típica.

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