Sin embargo, al cantautor le encanta ser la fantasía sexual de las mujeres, y confiesa que le gusta dominar: “Si tengo qué escoger entre dominador y dominado, me gusta ser el dominante, el que lleva las riendas de todo, aunque a veces muestre mi lado débil cuando amo demasiado, y permito que mi pareja cumpla también sus caprichos”.
A pesar de llevar varias parejas, y un divorcio, Sanz dice no arrepentirse de nada: “No tengo tiempo de arrepentirme, lo hecho, hecho está, y a seguir adelante”.
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