En la descripción del objeto se menciona que la Tierra fue otorgada al vendedor por Dios, que se le apareció en un sueño. Y puesto que estos son tiempos difíciles, decidió venderla al mejor postor y mejorar su situación financiera. El japonés clasifica a nuestro planeta como "auténtico" y advierte a los oferentes no hay devoluciones. De esa manera, quien haga la oferta ganadora, tendrá que hacerse cargo del planeta y sus habitantes.
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