Vendedor de tangas de 1.000 pesos: El trabajo de Piter Albeiro antes de ser famoso

El comediante y empresario contó con detalle todos los emprendimientos que hizo antes de ser famosos en el país.

njaramillo
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Este fin de semana, Piter Albeiro estuvo como invitado en el programa “Yo, José Gabriel”. El comediante desde el inició mostró su alegría por estar allí, pues reveló que era la primera vez que estaba allí y que soñaba con algún día hacerlo.

La entrevista la inició revelando su verdadero nombre, el cual, según él se lo pusieron por herencia familiar. El empresario contó que se llama Omar Alejandro Leiva, el segundo nombre es el mismo de su papá, abuelo y también de su hijo.

Así mismo indicó que se acostumbraba en su casa poner el nombre compuesto para diferenciarlos a todos, por eso en su familia lo llamaban por Omar, aunque confesó que siempre le gustó más el Alejandro y así se dio a conocer en su universidad.

Después dio detalles de su vida profesional, admitió ser un soñador y emprendedor nato y a lo largo de su vida y antes de la fama pasó por varios trabajos.

Uno de ellos fue vender Biblias a crédito. El humorista confesó que aprovechó la temporada de Semana Santa para venderlas y empezó con sus abuelas y las amigas de ella.

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“Yo empecé por mi abuelita y todas las amigas que iban a rezar el rosario”, dijo.

Además aseguró que le fue fácil venderlas porque muchos creían que se “irían al infierno” si no las compraban.

Después, en su época de universitario en Bogotá, ayudó a su papá a pagar la carrera vendiendo ropa interior.

Según él, se enteró de unas tangas que vendían a 1.000 pesos y él las compraba para revenderlas a sus conocidas por 3.000 pesos.

“Yo decía que las traía de Los Ángeles y no era mentira, así se llama el chuzo donde las compraba”, manifestó.

Al final, habló de otro ‘rebusque’ al que se animó a hacer. Se trataba de fresas con crema. Según Piter, una vez las probó y pensó que sería buen negocio, así que le propuso a una señora que tenía un puesto venderlas. Aunque la señora al principio aceptó, luego le renunció porque le dijo que “quería explotarla”, ya que ella estaba acostumbrada a vender 30 vasos diarios y con él llegó a vender más de 300.

Cuando ella “lo dejó tirado” le aseguró que ella no quería ser millonaria, solo esperaba vender sus vasitos a los que estaba acostumbrada.

 

 

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