Cuartos El Castillo

Crédito: @ColArquitectura

Así eran los cuartos privados de ‘El Castillo’, el extinto club nocturno en Bogotá

Tropicana recorrió las nuevas instalaciones del que fuera uno de los clubes más icónicos del barrio Santa Fe. Así serán sus suites.

jcarreno
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En 2017 la Fiscalía ocuparon y realizaron labores de extinción de dominio en el reconocido club nocturno El Castillo, un lugar ubicado en el barrio Santa Fe de la localidad de Mártires, en pleno centro de Bogotá. Estas diligencias se realizaron luego de que se detectara que este burdel pertenecía a narcotraficantes.

Años más tarde, este lugar fue transformado por el Instituto Distrital de las Artes (IDARTES). Ahora este lugar en el que históricamente se promovía el consumo de licor, alucinógenos y se ejercía la prostitución, estimula la educación, el arte y la cultura para el público en general.

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Tropicana ‘La Más Bacana’ visitó el nuevo ‘Castillo de las Artes’, que pasó de ser un lugar oscuro y clandestino a un sitio lleno de color, vida, arte y sobre todo inspirador.

Durante el recorrido por este renovado ‘Castillo’, se pudo observar que, aunque se conservan algunos elementos del negocio anterior como si se tratara de memoria histórica, las instalaciones hacen plena referencia a la construcción de los sueños con base en el talento y las ganas de salir adelante.

Al respecto se refirió Samanta García, activista LGBTIQ+, que explicó cómo fue el proceso de transformación de un prostíbulo a una casa cultural. Inicialmente dijo con alegría que algunas trabajadoras sexuales que ejercían en El Castillo, ahora veían con beneplácito en lo que se transformó.

¿Cómo eran los cuartos privados en El Castillo?

Durante el recorrido, García mostró los cuartos privados en los que los clientes, si querían acceder a los servicios de las trabajadoras sexuales, sostenían intimidad con ellas. Cruzando la pasarela donde ellas hacían sus shows, los cuartos ahora lucen desorganizados y en este momento con otros propósitos.

Pero no todo se fue con la historia oscura del lugar, hay detalles que siguen plasmados en El Castillo como los tubos de pole dance, las pinturas de las suites VIP y algunos espejos ubicados en el techo.

Yinela Quesada, instructora de Pole Dance, explicó que dejaron estos tubos como “una herramienta de cuidado para el cuerpo”.

Por otro lado, otras habitaciones que eran más discretas en los tiempos del club nocturno fueron convertidas en aulas para la educación y el saber. La subdirectora de las Artes de IDARTES, Maira Salamanca, manifestó que esta transformación surgió como una de las grandes apuestas de la alcaldía para generar espacios donde la comunidad pueda estimular su creatividad y se pueda capacitar, conservando el nombre del club porque “la idea es no borrar la memoria de lo que significó este espacio”.

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Actualmente, en el sitio se imparten clases de fotografía, de pintura, de cerámica, de peluquería, de cocina y hasta un sitio para la validación del bachillerato.

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