El Futuro de la Distribución Digital

Tota

¿Y qué pasa mientras tanto con la distribución digital en línea? Desde la aparición a fines de 1998 del Rio Port, el reproductor portátil de archivos MP3 fabricado por la compañía norteamericana Diamond Multimedia, las disqueras americanas han aunado y redoblado esfuerzos para establecer su propia presencia en el nuevo mundo de la distribución digital vía Internet. En la Internet se pueden bajar rápida y fácilmente hits en formato MP3 y escucharlos sin pérdida significativa de calidad. La Internet al fin se convierte en enemigo temible de la tecnología CD. Este autor, por ejemplo, no tuvo dificultad en bajar archivos piratas MP3 de «Bailamos» y «Livin` La Vida Loca».

Recientemente, Unigram, Sony, Time Warner, Bertlessmann y EMI han apoyado a través de la Recording Industry Association of America la iniciativa SDMI (Secure Digital Music Initiative). La clave de SDMI se basa en incluir un mecanismo de «disparo» que inutilizaría archivos MP3 que no tengan una firma digital especial: en la jerga actual, un «watermark». Todas las disqueras que forman parte de la RIAA, incluyendo las latinas, se han comprometido ya a incorporar el filtro «watermark» en sus nuevos CD`s y en los nuevos DVD Audio que saldrán a fin de este año. El plan tiene la co-operación del portal MP3.com.

De acá a un par de años es factible presumir entonces que la música en la Internet se seguirá ofreciendo legalmente e ilegalmente. Pero en todo caso, habrá una segmentación de mercado mucho más clara entre uno y otro tipo de música. Desde un punto de vista económico, esto no sorprende. La explotación e inversión masiva en un nuevo mercado es un hecho que ocurre históricamente luego de que existe una base contractual mínima para el
comercio.

Para que la Internet se convierta en una vía amplia para la difusión de música latina, las disqueras y las sociedades de autores y compositores deben tener plena confianza en el medio. Las disqueras deben creer que pueden recuperar la inversión inicial que han hecho en el talento del artista, mientras que las sociedades de autores y compositores necesitan contar con los mecanismos adecuados para servir bien a su clientela (BMI, por ejemplo, ha desarrollado iniciativas mundiales para formar bancos de datos regionales y internacionales y ASCAP recientemente firmó un arreglo para dar permisos y ofrecer música en línea con MP3.com) sólo entonces tendremos un catálogo completo del material de musical latina listo para su distribución digital y un catálogo que se compare con lo que hoy encontramos en una discoteca común.

Entretanto, los cálculos del valor futuro del mercado de bajadas digitales (`downloadings`) legales en el mercado latino son tan aventurados como para el mercadamericano –y quizás más. Cifras posibles oscilan entre los $1.2 millones y los $60 millones a dos años. Esto no es insignificante, y en la medida en que el resto de Latinoamérica tenga más acceso a la Internet, habrán más oportunidades para extender el mercado.