Elvis Crespo en su hora de prueba

Tota

El afamado merenguero está empeñado en demostrar que su talento no es flor de un día

Una de las grandes preguntas que recorre el ambiente de la música latina de estos días es: “¿Podrá Elvis Crespo hacer otro super hit como Suavemente?”.

De la mano de la pegajosa y elemental canción, estrenada en 1998, Crespo se ha llenado de gloria, obtuvo un Grammy, conquistó a todo el continente y, de paso, se hizo millonario.

“El público decidirá si hay otro Suavemente en mi vida”, dijo el merenguero puertorriqueño, que cantará el próximo sábado en el James L. Knight Center, con Víctor Manuelle y Los Tri-O.

“Si no tengo otro tema como ese no pasará nada. Me quedaré con la satisfacción de las cosas lindas que he vivido”, comentó. “No puedo ser mal agradecido con Dios y con la gente”.

Crespo, quien aterrizará en el escenario del James L. Knight Center con un espectáculo de alta producción, se encuentra en una etapa clave de su carrera.

La fiebre de Suavemente y otros éxitos como Píntame, Tu sonrisa y Por el caminito comienza a apagaciguarse y debe demostrar que lo suyo no ha sido pasajero.

Por lo pronto, espera seguir hechizando al mercado con un nuevo disco, el tercero de su cosecha, que estará terminado en septiembre y saldría a la venta en noviembre.

El álbum tendrá composiciones suyas y de otros autores como Ricardo Montaner, y, según adelantó el merenguero, incluirá “canciones sumamente románticas y otras muy jocosas”.

“El disco va a tener merengue, salsa, baladas, será bien internacional, mantendrá mi esencia pero marcará una evolución dentro de lo que he mostrado hasta ahora”, dijo.

Crespo se inició como corista de Toño Rosario y otros merengueros, y a mediados de los 90, antes de lanzarse como solista, se unió a Grupo Manía, donde brilló con Ojitos bellos.

“Tengo la inmensa responsabilidad de seguir presentando cosas de calidad, pero estoy tranquilo porque soy un ganador”, precisó. “Estoy enfocado para ser el más grande dentro de lo mío”.

Su tono entusiasmado disminuyó un poco cuando se le preguntó por dos polémicos episodios de meses recientes.

Primero fue acusado de golpear a un hombre durante un partido de béisbol aficionado. Luego se le adjudicó un romance extramatrimonial con una joven, la cual estaría embarazada.

“Soy imperfecto, no soy una máquina”, dijo. “A veces en la vida pasan ciertas situaciones que uno no puede controlar y después sirven para aprender”.

¿Hay una joven que espera un hijo suyo?.

“No quiero seguir dando material para que se revuelva más el avispero”, respondió amable, pero cortante.

Tras los espinosos asuntos, Crespo, que está casado y tiene un hijo, ha lucido una faceta desconocida para sus seguidores.

En varias ocasiones ha aparecido con gesto serio, adusto.

Antes de despedirse, consideró que sigue “siendo el joven de buen humor de siempre”. Y concluyó: “Uno cambia un poco ante ciertas cosas.

Pero las dificultades llenan de sabiduría”.