No cambia la salsa por ningún otro ritmo

Tota

CARACAS – Escuchándolo cantar con gran maestría boleros, y cuasi baladas, como Para vivir o Que alguien me diga, de pronto cualquiera pudiera pensar que existe la posibilidad de que Gilberto Santa Rosa se dedique por completo a la música romántica.

Sin embargo, él está claro por ahora: «A mí me gusta mucho el bolero, pero aún me queda mucho taller en la salsa y sigue siendo mi prioridad hacer salsa».

Según sus palabras, en el próximo disco piensa incluir otras canciones en esa dirección romántica, «pero no con el fin específico de cambiarme de género, sino con el fin de renovar un poco y refrescar la producción».

Santa Rosa habló de éste y otros temas en una entrevista realizada en el hotel Caracas Hilton luego de sus exitosas presentaciones en le Teatro Teresa Carreño de la capital venezolana.

Usted planteó en el espectáculo presentado en el Teatro Teresa Carreño que la salsa erótica ya pasó su etapa, pero `Que alguien me diga` está en una onda muy romántica… ¿Cómo usted define este tema?

«Que alguien me diga es un tema muy sentimental. De hecho, la mayor parte de mi repertorio siempre ha sido en esa dirección. Cuando la salsa erótica tuvo su momento fuerte, a mediados de los 80 nunca quise entrar de lleno en eso, no porque lo consideraba que estuviera mal, me parece que todos los estilos están bien siempre que sean auténticos, lo que pasa es que no me sentía bien haciendo ese tipo de canción. Además, el erotismo de las canciones de salsa era una cosa de un movimiento general, en todos los géneros hubo eso y nosotros no éramos la excepción. Hubo artistas de la talla de Eddy Santiago, Frankie Ruiz y Lalo Rodríguez que tuvieron un éxito grandísimo. Me siento muy orgulloso de pertenecer a esa generación de artistas, con la diferencia de que yo no trabajé salsa erótica, pero sí era de ese movimiento. De hecho, en Puerto Rico el movimiento de los solistas empezó con Frankie Ruiz, más adelante salimos Eddie Santiago y yo, y luego Luis Enrique, Tony Vega y otros artistas que marcamos esa época de los 80».

Celia Cruz ha planteado que más que un ritmo o un género la salsa es un concepto comercial extraído de la música cubana. ¿Qué le parecen esos planteamientos?

«Completamente de acuerdo. No podemos negar las raíces de esta música, que son absolutamente cubanas. A medida que fue el género caminando todos los demás países empezaron a ponerle su condimento a esa salsa. Casi siempre pusieron parte de su folclor, sobre todo el folclor negro. Ya para las décadas de los 60 y los 70 comenzaron a llamarle al movimiento salsa. Pero esa salsa, ese término que sí sirvió como una sombrilla para todos estos ritmos, también empezó a adquirir características, identidad. Es muy fácil escuchar y hacer la diferencia entre lo que es son tradicional y lo que es salsa, el sonido, el carácter, la intención, sobre todo ese movimiento de principio de los setenta cuando tú sentías estridencia, esa otra manera de hacer esta música».

¿Cuál es la tendencia que sigue la salsa como música comercial y qué papel ha jugado como reflejo de situaciones sociales?

«Ahora la salsa se está inclinando más a los temas románticos, que la gente posiblemente consume más, pero hay artistas comprometidos con una labor social muy bonita, que yo considero que es un acto de valor muy grande, que hace tipo de salsa con letras sociales. La época de oro de la canción social en la salsa definitivamente fue la de Rubén Blades. Luego, a medida que ha pasado el tiempo algunos han hecho trabajos sociales. Gente como yo se ha dedicado a hacer canciones más sentimentales y del repertorio más clásico».

La salsa siempre ha librado una batalla con el merengue. Durante el recorrido de ambos ritmos, ¿cuál ha ganado la batalla?

«Mira, quien gana de verdad es el público porque se nutre de esa competencia amistosa que no es otra cosa que los salseros nos ponemos celosos de los merengueros y los merengueros celosos de los salseros porque es el cariño del público que nos disputamos, pero ese espacio es una buena lid. No creo que nadie lo haya tomado a nivel personal y el que lo tome está completamente equivocado. El mundo que nosotros estamos viviendo ahora ya el público no está tan especializado. Los merengueros pueden venir a disfrutar de salsa, los salseros de merengue e incluso los rockeros vienen a mis conciertos. Lo que sí es importante que tanto el merengue como la salsa mantengan su calidad, su altura y que se mantengan renovándose. La evolución en todos los géneros es importante porque de lo contrario nos vamos a quedar siendo piezas de museo, pero si vamos evolucionando… Además, en la salsa y el merengue hay mucha calidad. Son los dos géneros más fuertes de la música latina bailable, tropical. Están desde principios de siglo ahí y van a seguir ahí, Dios mediante».

¿Cómo juzga el hecho de que los puertorriqueños estén grabando casi más merengue que salsa?

«A mí no me molesta. Los escucho a ellos hablar de que agradecen al público dominicano y a los artistas dominicanos que lo hayan dejado tener el merengue como su música. Entiendo que lo están haciendo con respeto, de corazón y con calidad y eso es importante. Estuve hablando con Fernando Villalona y él me decía eso: que reconocía el talento de los puertorriqueños en el merengue y de alguna manera agradecía que estuvieran haciendo un merengue con altura. La música está para tocarse. Hay amigos míos que son cantantes y somos muy amigos, intercambiamos información sobre su música y trabajamos en géneros distintos, nos respetamos. Vivimos en un mundo ahora que uno canta y se escucha en Japón, entonces cómo vamos a dividirnos. No hay problemas con eso, el que quiera cantar merengue que lo haga, pero que lo haga bien. Si tú vienes a ayudar al género bienvenido, pero si lo vienes a atrasar que salte de ahí».

¿Ha pensado Gilberto en cantar mejor en escenarios como teatros que en bailes de discotecas?

«En Puerto Rico pude hacer eso, que lo mismo hacía un baile, que un teatro, que un concierto, una presentación de gala y en honor a la verdad me divertía mucho eso porque mi carrera era muy dinámica. No quiero descartar nada. Ninguna de las cosas te resta una oportunidad y tú le das la misma importancia a todas. Es cuestión de cambiar la dinámica. El teatro me divierte mucho, no por el simple hecho del foro, sino que te da la oportunidad de experimentar con algunas cosas que en otros tipos de espectáculos no puedes hacer. No tengo preferencia por ningún caso. Lo importante es que el que vaya disfrute y que el empresario que monte el evento respete al público, tenga un buen montaje, aunque sea un baile.

En sus conciertos usted toca siempre el tema de las mujeres y la tiene en la mujer el epicentro. En verdad, ¿qué tan importante es para Gilberto la mujer?

«Como lo dije en el espectáculo, ellas son el centro de lo que nosotros hacemos. Además, la mujer gracias a la conciencia que creó está tomando un papel muy interesante. Inclusive tiene el poder de cambiar el mundo. Nosotros los hombres somos muy tercos y siempre es interesante tener el toque de una mujer en todo. Entonces en la medida en que se empiecen a romper esos estereotipos que tenemos los hombres, que limitamos a las mujeres… Ya las mujeres están al mismo nivel de los hombres y en algunos casos por encima. Entiendo que la mujer es indispensable y en la música que yo hago la mujer es el centro».

El año pasado usted dijo que tenía el sueño de llegar al mercado suramericano. ¿Qué hay de nuevo en eso?

«A principios de enero me dieron la oportunidad de ir por primera vez a Argentina y Uruguay y para mi sorpresa ya existe allí un circuito salsero.

Yo fui sin ninguna expectativa a mi presentar mi trabajo, pero para mi sorpresa ese circuito salsero ya conocía mi música. Fue promocionalmente un éxito estar allí. Sí, hace falta hacer un trabajo de seguimiento. Por razones de agenda, de que las estaciones del año obedecen a la parte nuestra del Caribe, por muchas razones no se me ha hecho tan fácil durante este año, pero estamos tratando ahora de retomar eso en enero, porque en ese mes es el verano allá y la gente está más dispuesta a escuchar ese tipo de música.

De hecho, ellos tienen una música, que es muy rítmica también que la utilizan para esa época y honestamente me gustaría repetirlo. En Uruguay sentí que había una buena plaza ahí, en Argentina es un poco más difícil. Cuando tú encuentras un circuito ya, que es lo que pasa en México, por ejemplo, pues te ayuda a seguir. Estoy tratando de retomar, pues ya empezando a hacer los contactos con países como Perú y Ecuador. La plaza latinoamericana es tan grande que de verdad el `crossover` con los americanos honestamente no me interesa».

¿Cuáles serán las sorpresas de Gilberto para el próximo año?

«Este espectáculo me gustaría pasearlo por varios sitios. Colombia es una plaza muy importante para mí, me gustaría llevarlo allí, República Dominicana, Panamá… poco a poco visitar estos países. Y entonces que este disco que voy a empezar a hacer todo lo posible por mantener todo esto tan bonito que me dio Expresión, un disco muy importante para mí. Así que pronto nos vemos por allá para comerme una empanada de lambí con un refresco rojo».