Plena libre y Andy Montañéz en la Celebración de la raza

Tota

La actividad se llevó a cabo en el estacionamiento del Hiram Bithorn de Hato Rey y contó con la participación de artistas como Andy Montañéz, Plena Libre y Cultura Profética. Además, directamente desde Africa y como parte de una sorpresa para la audiencia participaron los African Drummers.

Luego de su gira por los Estados Unidos la agrupación Plena Libre se encuentra en su patria para ponerle sabor al lugar donde se presente. En este caso, arrancaron su participación artística con el tema Mañana por la mañana.

El público reaccionó muy feliz, ya que desde temprano estaban esperando la intervención de los pleneros. Muchos se levantaron y comenzaron a bailar, eso sin contar que les seguían la melodía a coro. Con sabor boricua el grupo encendió la audiencia y los dejaron pidiendo otra.

Asimismo, Gary Nuñez anunció que en el mes de septiembre saldrá al mercado Plena Libre más libre que nunca, su nueva producción discográfica. Por lo que, como parte de su más reciente repertorio, interpretaron el tema María Luisa y presentaron el nuevo cantante del grupo, Kalie Villanueva.

Luego les siguieron en tarima los chicos de Cultura Profética. Estos al comenzar tuvieron varios problemas técnicos y de coordinación lo que impaciento al público. Algunos, locos por escuchar más música, luego del bailoteo que ocasionó Plena Libre tuvieron que conformarse con esperar alrededor de media hora por más.

Cultura comenzó al son de la canción Advertencia dedicada a la raza negra. Luego interpretaron Suelta los amarres y un «meadly´´ de su repertorio original.

Al inicio de su participación el público permanecía reacio por la larga espera. Claro, que los problemas técnicos no fueron del grupo, sino del equipo organizador del evento. Ya cuando fueron entrando en calor, algunos comenzaron a bailar mientras que otros se marcharon.

Luego, tocaron los African Drummers quienes impresionaron a la audiencia con una gran energía que transmitieron por medio de su música. El lugar se quería caer y aunque ya quedaban pocas personas, bailaron y gozaron de lo lindo.

Asimismo, en los alrededores habían artesanos, kioskos de comida y bebida, y en especial un puesto de sancocho para los que querían calentarse un poquito o para los pasaditos de tragos.

De todas maneras el que asistió al festival disfrutó y celebró junto a los organizadores del evento el hecho de ser puertorriqueño. Además, se le dedicó la actividad a la raza negra y al conocimiento de nuestras raíces.