“No me pongo límites, ni me gusta predecir´”, dice Santa Rosa en un hotel de South Beach, donde la compañía Sony ha convocado a la prensa internacional. “Eso sí, sin perder la perspectiva de un salsero, que es lo que soy´´.
Dentro del movimiento de la salsa, desde los mismos comienzos, cuando en Nueva York se buscaban nuevas sonoridades para hacer más actuales los elementos rítmicos del son, la guaracha y el guaguancó, que se empaquetaban con el nuevo nombre genérico de salsa, las polémicas no han cesado. Y el Caballero de la Salsa, pese a su elegancia –no sólo como intérprete– no ha podido escapar a ellas.
“Este es un género noble, como dice Cheo Feliciano, donde uno se puede permitir grabar un día con la sinfónica; el otro quizás con un formato de grupo de rock; y pasado mañana, con instrumentos primitivos. No sé. Lo importante es que no se pierda la esencia´´.
Sobre la nueva polémica en relación a las tendencias a mezclar el son con el pop y con otras sonoridades y géneros, Santa Rosa, quien prefiere que su álbum Intenso no sea considerado como fusión, es claro:
“Soy amante de los movimientos nuevos, no los condeno, incluso me parecen injustas las críticas de los salseros que –en su momento revolucionaron esta música– hacia los que hoy tratan de hacer lo mismo. Yo lo que creo es que nosotros no podemos cambiar la música hasta dejar de ser salseros´´.
Y se define musicalmente: “Yo soy un salsero de cara al nuevo milenio, pero soy salsero. Yo no quiero hacer pop latino, ni hacer fusiones que me alejen de la salsa. Yo quiero ser salsero y participar de este proceso de evolución.
“Entiendo lo importante que es la juventud y el deseo de cambio y que ideas frescas entren a la música de nosotros. Pero también sé lo importante que es tener raíz, tener identidad y tener algo que decir con autenticidad. Mi palabra favorita es equilibrio, y de eso se trata´´.
Su nuevo álbum, 15to. de su carrera como solista, es fiel a ese criterio. En Intenso, donde reúne distintos ritmos, que van desde el son al bolero, sin olvidar la balada, se sienten matices que, con sonoridad actual, parten del legado de aquellos salseros de donde Santa Rosa bebió en sus comienzos.
“Yo llegué a esta música por El Gran Combo y después descubrí a Ismael Rivera, a Cortijo, entre otros, que eran de una generación distinta a la mía´´.
En relación a los muchos planos que se perciben en su disco y a las posibilidades de ser música bailable, a la vez que grata para una audición, el artista boricua responde: “No solamente se puede hacer, sino que se debe hacer. Hay público que no baila, pero que le gusta escuchar un buen disco y hay que tenerlo en cuenta. Este es uno de los pocos géneros donde se puede hacer desde una fiesta popular para bailadores hasta un concierto en un teatro. Es una música muy generosa´´.
Aunque no ha pretendido ser jazzista, Santa Rosa, como buen sonero, se sale de los esquemas y suele improvisar y descargar en sus actuaciones.
“Yo descubrí lo importante que es la música como un vehículo de expresión y la expresión genuina y espontánea no tiene un género en particular´´. Y pone ejemplos: “Hay un sector de salseros que va más allá, tiene aún menos patrones, son incluso más libres en su expresión. Es algo que fluye y a mí me gusta hacerlo´´.
Otro de los puntos polémicos relacionados con la salsa, está en ser considerado un movimiento urbano. Sin embargo, igual que el son y, más aún, el montuno, toman su esencia del ambiente campesino, la salsa en Puerto Rico, donde tan difícil es separar la ciudad del campo, vuelve a mezclar los dos ambientes. “En mi tierra tu cantas en Ponce y te escuchan en San Juan´´, comenta risueño.
“Nosotros somos una mezcla y, sin yo haber hecho música folclórica de mi país, mi expresión de la salsa es muy puertorriqueña. A través de mi música pueden conocerme a mí y saber de dónde vengo. Nací en Santurce y me crié en Carolina, pero conozco mi cultura. Si hablamos de historia, en este género, hubo una época en que cada país ponía su folclor en la salsa y yo me nutrí de toda esa música y de mis trovadores puertorriqueños. Esas influencias están en mi música y en este género en general, como parte de su evolución´´.
Sus muchos éxitos le han permitido romper fronteras y, no sólo ser aclamado en su tierra, en los mercados latinos de Estados Unidos y en países como Colombia, Venezuela, Panamá o México, sino encontrar un espacio en Argentina.
“Para mí fue asombroso. Llegué allí humildemente, en un momento en que había locura con Celia Cruz y se daba a conocer Elvis Crespo con el merengue. Me presenté en un sitio donde pensé que ni me atenderían y se me acabaron los temas que llevaba en pistas. Hasta me pedían los números por su nombre´´.
Si bien conmocionó el mundo de la salsa con sus conciertos acompañado de orquesta sinfónica, Santa Rosa sigue haciendo giras con elementos novedosos.
“Acabo de hacer una serie de conciertos con Víctor Manuelle, donde nos permitimos hacer cosas diferentes, a dúo, en descargas… Y espero que, como parte de la gira, estemos por aquí actuando en septiembre u octubre. Va a ser rico y confío en que nos reciban con el mismo deseo que traemos nosotros´´.
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