Gilberto Santa Rosa y Victor Manuel

Tota

La historia es de dos soneros… Dos artistas talentosos que al compás de la clave afroantillana ya vendieron totalmente su primera función del 24 de marzo en el coliseo Roberto Clemente, y se encaminan a hacer lo propio con una nueva tanda al día siguiente. Se trata de dos cantantes que ante la avalancha de espectáculos presentados en estos meses, han logrado triunfar en la taquilla aún cuando no toda la competencia haya podido prevalecer con sus propuestas.

«Uno siempre tiene el cariño del público y sabe que existe una buena expectativa. Pero aún así yo no esperaba una venta tan rápida como ésta», comenta Víctor Manuelle, quien junto a Gilberto Santa Rosa regresará al coliseo Roberto Clemente para presentar el concierto Dos soneros, una historia.

Y la historia para Gilberto es sumamente clara. Según atestigua, cuando la propuesta para hacer este concierto surgió por parte de Tony Mojena, el «Caballero de la Salsa» acepta que tomó con cautela la idea. «La agenda de espectáculo de estas semanas estaba sumamente cargada. Estaban en cartelera Fonsi, Arjona, Elvis… Un sinnúmero de producciones que uno sabe que tiene que considerar. Sin embargo, las noticias de la venta de esta primera función, a semanas de llevarse a cabo el espectáculo, han sido alentadoras. Así que, gracias a Dios, yo estaba equivocado en mi aprensión inicial», comenta Santa Rosa.

Esta reacción del público es para ambos soneros una muestra de la expectativa que tienen sus respectivas fanaticadas con esta producción. «La carrera de cada cual, el público la conoce. Pero aquí iremos a lo que le gusta a cada uno. A cantar juntos. A demostrar el compañerismo que nos une y que ya raya en lo familiar», apunta Víctor Manuelle.

La dinámica, que ya está establecida en su libreto, marca la pauta inicial de esta fórmula de éxito. Para este binominio salsero de la Sony, Dos soneros, una historia no es un concierto forzado. Del mismo modo, éste no es el típico espectáculo en el que dos artistas que están «pegados» se unen por conveniencia de taquilla en un mismo escenario. Ante ello, Gilberto y Víctor Manuelle ven en su propuesta un esfuerzo genuino por aportar al desarrollo del género que representan.

«Este tipo de presentación sacude el ambiente. Despierta a las fanaticadas. Expone el talento. Fíjate, hace unas semanas se hizo el encuentro de soneros. Ahora viene el Día Nacional de la Salsa. Yo hice el concierto de la salsa sinfónica. Canté y conté historias con Chucho. Y todo eso está bien que pase. Que la gente se exponga a nuevas propuestas. Que se incentive la creatividad que podemos establecer en el género. Porque ahí es que está el futuro de la salsa», expone el intérprete de Que alguien me diga.
Cónsono con la visión de Gilberto, Víctor Manuelle se remonta al caso de cómo un proyecto que se sale de lo común, como es el del Congreso Mundial de la Salsa, ya está creando un público en el mundo que está redundando en beneficio para el género afroantillano. «Cuando he estado cantando en Europa, he visto los grupos de distintos países que acuden a nuestros conciertos para poder bailar salsa. De hecho, cuando llegué a Roma se me acercaron para pedirme permiso para bailar en mi espectáculo», señala Víctor.

Por su parte, Gilberto también ha tenido una experiencia similar. Recuerda que estando en Suiza, un grupo fue a verlo porque se enteraron por Internet que cantaría en Europa. «En esto, lo importante es ver que ya no son los latinos de esos lugares los únicos que pueden venir a vernos. Ahora se está incentivando, a través de un proyecto como el Congreso, el que sean los nativos de esos países lo que están asimilando y bailando el género. Y, del mismo modo, se van creando plazas para nuestros coreógrafos como fue el caso de Papito Jala Jala (q.e.p.d.) que a cada rato tenía que ir a Europa a dar seminarios de baile. Eso es una de las cosas importantes en este proceso», puntualiza Gilberto.

Ante ello, ni Gilberto ni Víctor pierden el tiempo en el debate estéril del purismo salsero ni en el estar señalando quiénes están o no en el camino correcto en el género. Por el contrario, ambos exponentes piensan que hay que observar con detenimiento todos los proyectos que van añadiendo aspectos novedosos a la salsa. Porque de cada uno de ellos, hay algo que aprender.´

«Cuando yo era pequeño, en mi casa, mi hermana y yo éramos salseros. Ella era fanática de Richie Ray. Lo mío era El Gran Combo. Estábamos con el género. Pero para cada gusto, había algo que escoger. Eso lo hemos ido viviendo etapa tras etapa de la salsa. Se vivió en los 60. Luego con la Fania. Y aún hoy hay quien gusta de Tito Nieves, o de Domingo Quiñones, y así por el estilo… Por eso, me preocupa la nueva generación de la salsa. Esos chamaquitos que están saliendo, que cantan bien, pero que a veces en las disqueras no los dejan desarrollar su propia propuesta. Son muchachos que a veces llegan a un sello con un ´demo´ debajo del brazo. Cuando los estrategas los escuchan dicen: ´Canta bien. Ahora yo quiero que suene igual que fulano´. Y en lugar de darle espacio para que crezca y se desarrolle, lo ponen a grabar ´covers´ y le tronchan su futuro en la música. Por eso, sobre esa mentalidad, hay que trabajar. Porque si en este momento Europa nos está descubriendo y acá en el Caribe ya tenemos un siglo de historia, hay que empezar a trabajar para este nuevo milenio», indica Santa Rosa.

Hacia esa dirección es que Gilberto y Víctor Manuelle consideran que los encaminan proyectos como Dos soneros, una historia. Se trata del trabajo creativo en equipo que deja que el ingenio se manifieste a son de bongó y cencerro. Un proyecto que sin haber subido el telón, ya tiene el respaldo masivo de una función totalmente vendida, y un matiné dominical que se le acaba de añadir para el 25 de marzo.

A preguntas de si este encuentro escénico será grabado en vídeo o se plasmará en una versión en compacto, Gilberto sólo establece que «de eso ya se estó hablando». Mas lo que sí está seguro es la exportación, que Dos soneros, una historia tendrá salida al extranjero, mencionándose ya las ciudades de Miami, Nueva York, Chicago y Orlando, así como la presentación en países de Centro y Suramérica, como lo son Colombia y Venezuela. Esto, sin obviar a Europa, que está en agenda para el año 2002.