No amaina la intensidad de Gilberto Santa Rosa

Tota

MIAMI BEACH – A pesar de la entrañable amistad que los une, y precisamente por esa misma amistad, fue que Gilberto Santa Rosa, y Víctor Manuelle, cada uno por su parte, dudaron sobre si debían o no hacer el concierto Dos soneros… una historia.

«Víctor y yo tuvimos una reunión simpáticamente seria, en la que discutimos la idea», recuerda el «Caballero de la Salsa» sobre su conversación con el «Sonero de la Juventud» durante una visita promocional a esta ciudad hace unos días en ocasión de su más reciente disco, Intenso (Sony Discos).
«Cada uno tenía la misma interrogante en la cabeza. Si estábamos pensando hacer esto nada más presionados por el cariño y la amistad que nos unen», revela Santa Rosa. «No queríamos que la amistad fuera el factor determinante».

Indudablemente los lazos entre amigos tuvieron que ver, y así lo demostraron a cabalidad durante las dos noches de presentación en el Coliseo Roberto Clemente pero, hubo una fuerza motriz más poderosa…
«Que lo íbamos a hacer porque queríamos hacerlo. Porque la satisfacción más grande era la de saber que podíamos compartir con el público un pedazo de la relación de nosotros, de nuestras vidas», continúa el intérprete.

«Más que un concierto, fue un encuentro para recordar la música que nos hizo famosos. Y hasta llegamos a parodiarnos».

La movida de los dos soneros fue la correcta. Tan exitoso fue el primer concierto, vendiendo a capacidad el coliseo, que se agregó otra función.
Santa Rosa también tuvo sus reservas sobre el «timing» de las presentaciones, algo que el productor del evento, Tony Mojena, logró disipar.

«El crédito es de Tony», afirma Santa Rosa. «Teníamos miedo de que marzo fuera muy temprano en el año, pero Tony nos convenció de que ése era el momento, y tuvo razón».
Este también era el momento para un nuevo álbum, donde se destaca otra vez la maestría vocal de Santa Rosa en nueve salsas románticas, una balada y un bolero.

En el mercado desde el 20 de marzo, con el tema Pero no me amas como primer sencillo, Intenso igual hace apta referencia al proceso creativo en el que estuvo involucrado el sonero.

«Fue intenso hacerlo, y la culpa es mía completamente», dice riendo Santa Rosa. «El tiempo mío es elástico, y ya cuando uno tiene carrera no quiere sacar un disco tan rápido. Hay que sacarlo en su momento».

El artista demoró casi un año en completar la producción, y mucho se debió, cuenta, al proceso de selección de temas.
«Escuché una cantidad de canciones, para después escoger estas 11», explica. «Tenía a mi productor (José M. Lugo) loco».

Y es que, cuando Santa Rosa se decide a cantar algo, explica, es porque está convencido de que ese tema encaja con él perfectamente.
«Tiene que haber esta electricidad que me dé de una vez. Si tengo que escuchar una canción dos o tres veces, no estoy convencido», continúa Santa Rosa.
El sonero, recibe, además, la valiosa aportación crítica de expertos.

«Mi familia», dice con una sonrisa. «Tengo un ‘focus group’ bien interesante en casa, que son mis hijos. Ellos están oyendo con el oído de la juventud, de su edad, y no con el prejuicio de su papá».
Igualmente original puede ser la forma en la que Santa Rosa recibe la descarga eléctrica que lo impulsa a hacer una canción suya.

«En el carro, en medio de un tapón en Puerto Rico, mientras todo el mundo se menta la madre, yo canto», afirma entre risas. «Así digo: ´Esa es la que es´ «.
Escuchándolo compartir anécdotas creativas, pareciera que Santa Rosa preferiría estar en un tapón antes que meterse al estudio a grabar.

«Eso es tediosísimo», admite, poniendo rostro de cansancio.
Pero para Intenso, experimentó con un método de grabación que aminoró el tedio y propició el mejor ambiente posible durante la grabación.

«El productor me propuso algo diferente. En vez de cantar una sola vez y después ir sobre la canción varias veces y arreglarla, decidimos hacerla en cuatro o cinco ocasiones y seleccionar la que más nos gustó. Eso te quita un poco la tensión de tener que obtenerlo todo en una sola interpretación, y resulta más espontáneo», recuerda satisfecho.

Buscando calidad óptima en cada nuevo proyecto, ¿cómo superar entonces el anterior?
«Uno trata de mantener el nivel de excelencia, aunque cada disco tiene sus méritos», reflexiona. «Uno se da cuenta de no hacer menos de lo que se hizo antes, y en este caso, lo logramos. Este disco es muy rico, y lo siento así».

Ese sentimiento lo va a poder compartir con su público en Estados Unidos, Puerto Rico y Latinoamérica desde ya y durante el resto del año.

Intenso, sin embargo, no será lo único que haga que el 2001 sea de gran correcorre para Santa Rosa. Hay planes de llevar el concierto Dos soneros… una historia a Orlando, Chicago y Nueva York, y se estudia la posibilidad de lanzar la grabación del mismo como disco en vivo.

«Entre octubre y noviembre, además, llevaríamos el espectáculo a Colombia, donde Víctor y yo somos muy queridos», indica Santa Rosa. «Luego, ha surgido la inquietud de República Dominicana, y para principios de año próximo, Venezuela, Panamá… y se acabó. Esto no va a ser toda la vida».
Tal vez para su siguiente álbum, Santa Rosa deba llamarlo Descanso.