Víctor Manuelle El sonero de la juventud

Tota

Aunque el primer sencillo que promociona su nuevo disco se titula Me da lo mismo, el sonero boricua Víctor Manuelle está poniendo todo su esfuerzo en que el cambio introducido en su estilo musical sea bien recibido.

«Hay quien piensa que esto no es trabajo, porque te ven en la tarima y creen que estoy fiestando y no, yo también madrugo muy temprano. Hay que ir a la oficina para atender las contrataciones, las promociones y laborar duro si quieres llegar y mantenerte. Si te duermes en esto, pueden salir tres y tomar tu lugar», declara en exclusiva a Viernes el joven artista.

Instinto y deseo, la producción discográfica que está estrenando esta semana, es el séptimo álbum de este cantante que inició su carrera profesional hace 11 años haciendo coros para Cheo Feliciano, Puppy Santiago, Rey Ruiz Y Domingo Quiñones, entre otras consagradas figuras.
«Fue un período de aprendizaje intenso. Fueron cinco años como corista y seis como solista, asumiendo esta actividad con toda la seriedad y el profesionalismo».

Cuando otros artistas hacen un giro hacia el songo y la fusión del son con el pop dentro del movimiento de la salsa, este intérprete hace lo contrario.
«Era el momento oportuno de hacer un cambio, una transformación a mi estilo, sin perder lo esencial que caracteriza mi forma de cantar, una manera que ha gustado y me ha permitido tener éxito; dejar a un lado esa mezcla y buscar lo esencial bailable del ritmo».

Por otra parte, considera que este regreso al origen bailable del son no tiene por qué ser antiguo: «Es menos fusión y más bailable, más cercano a la tradición, pero con una sonoridad muy moderna y donde han participado grandes artistas de la salsa». Se refiere a Luisito Carrión, Johnny Rivera y su padrino artístico, Gilberto Santa Rosa, sin olvidar al productor José Lugo y las intervenciones estelares de Bobby Valentín y Perico Ortiz.

Precisamente, con Santa Rosa piensa presentar un concierto, primero en Puerto Rico y después en Miami. «No será un espectáculo donde Gilbertito cante ocho canciones y luego yo otras ocho, sino cantaremos juntos, que él haga temas de Víctor Manuelle y yo de Gilberto Santa Rosa; que podamos plasmar ideas que hemos compartido en mil conversaciones. Algo nuevo y diferente. Queremos darle al publico una muestra de esa gran amistad entre Gilbertito y yo. Por aquí estaremos en agosto brindando el concierto».

En cuanto a las temáticas que abordan las canciones que incluye en el nuevo disco, el artista declara que seguirá explotando el amor y, sobre todo, el desamor. «Todo lo que está en torno a la relación con la mujer, el despecho, pero con orientaciones positivas, como el amor, con instinto y deseo».
Sabe que la manera desgarrada de interpretar le ha dado buenos resultados entre el público femenino. «Sí, ese es un sello. Ya el público lo espera. La gente quiere escuchar a Víctor Manuelle llorando por las mujeres. Son temas románticos y eróticos, sin llegar a lo sexual».

Reconoce que la experiencia ha influido en su vida íntima. «En lo personal también he tenido una etapa de transición. Actualmente me encuentro solo y estoy en un momento en que le voy a dedicar mi tiempo a la música por completo».

Al respecto hace alusión a su familia. «Tengo tres hijos bellos, dos niñas y un varón, que son mi aliciente. He aprendido a valorar más la familia y los momentos que tengo para compartir con ellos».

Si alguien piensa que hay remordimientos por las aventuras vividas, se equivoca. «No, yo no me arrepiento de nada de lo que he hecho en mi vida. Han sido etapas de crecimiento. Inicié esta carrera con 19 años y ahora tengo 30. He corrido bastante y vivido».

La vida de este cantante es agitada. Luego de haber actuado en Europa, Medio Oriente, Estados Unidos y Latinoamérica, sigue alternando promociones con bailes y presentaciones. «Salgo de Puerto Rico a promocionar el disco, a veces con la orquesta, y hacemos fiestas. Regresamos, y en la misma semana, salgo a otra plaza y regreso para actuar en la isla con mis músicos. Un día en Nueva York, otro en San Juan y al siguiente en Caracas o Israel. No se puede parar».