Las memorias del Gran Combo

Tota

Nunca planificó la fundación de El Gran Combo. Se sentía a gusto con el Combo de Cortijo y soñaba con recorrer el mundo acompañando al sonero mayor Ismael Rivera.

Mas la indisciplina de algunos de sus integrantes y los problemas con la justicia afrontados por sus líderes frustraron a Rafael Ithier. El pianista abandonó el Combo y se refugió en su casa con la intención de olvidar la música.

Una tarde, Roberto Roena, Eddie “La Bala” Pérez, Martín Quiñones, Miguel Cruz, Héctor Santos y Quito Vélez reconocieron su liderato y lo llamaron para que organizara El Gran Combo.

Aceptó y en 1962 el empresario cubano Guillermo Alvarez Guedes, presidente de GEMA Records, les presentó en bandeja de plata la oportunidad de grabar el disco Menéame los mangos con el cantante dominicano Joseíto Mateo.
“No fue fácil comenzar porque el Combo de Cortijo era muy popular y la gente lo quería mucho. La gente pensó que le dimos la espalda a Rafael y nunca fue así”, dijo.
Meses después del lanzamiento del elepé Acángana, Cortijo y El Gran Combo coincidieron en un baile en el Hotel La Concha. Aunque hubo diferencias, aquella noche se abrazaron y lloraron de la emoción.

El pueblo finalmente aceptó a Ithier y a sus muchachos gracias a la exposición que recibieron a través de la pantalla chica en programas como La Taberna India y El Show del Mediodía.

“Con Roberto Roena, Andy Montañez y Pellín montamos unas coreografías que gustaron mucho. Cuando subíamos a la tarima, nos esmerábamos por entretener a la gente”, recordó Ithier, de 75 años.

Ojos chinos, Jala jala, Acángana, El caballo pelotero y otros éxitos catapultaron a El Gran Combo, orquesta que en la década del 60 le rindió muy buenos dividendos a Alvarez Guedes y su sello GEMA.

En 1968, sin embargo, les sobrevino su prueba más dura. En Nueva York Alvarez Guedes les dijo que había perdido el interés en la agrupación. Entre la disyuntiva de si liberaba o retenía la orquesta, Ithier perdió la oportunidad de firmar con Motown y United Artist.

Luego Ithier tuvo diferencias con Roberto Roena y Elías Lopés, quienes lo abandonaron para fundar el Apollo Sound. Para completar, a su regreso a Puerto Rico los suspendieron de la Taberna y del Show del Mediodía.

Sin disquera, Andy Montañez hipotecó su casa para que la orquesta grabara el elepé De punta a punta. En 1972, Pellín Rodríguez se lanzó como solista con Boriquen Records y años después Andy abandonó la orquesta para unirse a la Dimensión Latina de Venezuela. Pero El Gran Combo compensó sus salidas con Charlie Aponte y Jerry Rivas, respectivamente.

“Diría que con el éxito Eliminación de los feos es que finalmente despegamos. Así explotó la agrupación y, años después, cuando grabamos el elepé Aquí no se sienta nadie nos consolidamos”.

El Gran Combo, orquesta conocida como La Universidad de la Salsa, Los Mulatos del Sabor y Los Embajadores de la Salsa, ha recorrido el mundo y, hoy por hoy, es la agrupación boricua de mayor exposición y factura internacional.
Su longevidad Ithier la atribuye a tres factores: su sonoridad, la disciplina de sus integrantes y su administración.

“Por años mis músicos han sido los mejores remunerados del género. Acordamos que yo cobraría el doble y el resto de nuestros ingresos serían distribuidos en partes iguales. Y así ha sido”.

Después de cuatro décadas al frente de El Gran Combo de Puerto Rico, Ithier se siente un poco cansado, pero al pensar en lo aburrido que sería acogerse el retiro prefiere prolongar su idilio con los Mulatos.

“Una vez se me ocurrió quedarme dos semanas en casa y enviar a tocar a un sustituto, pero no encontré qué hacer. Es posible que ponga a alguien más adelante”, concluyó Ithier, quien el 27 de abril celebrará su aniversario en el Coliseo Rubén Rodríguez con un concierto al que se unirán Andy Montañez y Gilberto Santa Rosa que será grabado para un disco en vivo.