Los cantantes cristianos se lanzan a la conquista del mercado secular

Tota

Mucho tiempo ha pasado desde que los Heraldos Celestiales, ese excelente cuarteto de voces masculinas pertenecientes a la Iglesia Adventista, era la única referencia religiosa que se tenía en varios artistas, ya sea solistas, duetos, cuartetos, orquestas o quintetos que han iniciado una agresiva campaña de mercadeo y grabaciones para dar a conocer su música.

“Lo que pasa es que los medios de comunicación son una vía ideal para dar a conocer la cosas fundamentales de la vida. Como los cristianos tenemos un mensaje que verdaderamente transforma a los seres humanos, hemos decidido aprovechar esas herramientas”, explica Misael Carrera, quien es director de Clas5nco, una agrupación adventista que es un magnífico ejemplo de esta nueva tendencia de los grupos musicales religiosos.

Para este quinteto, integrado por cinco jóvenes que en solitario son todos estrellas, propagar el mensaje cristiano a través de su música es el norte de sus vidas. Por eso no sorprende que Melvin Salas, primer tenor del grupo, confiese entusiasmado: “Es espectacular esto que está pasando. Siempre he creído que los cristianos debemos hacer más uso de los medios de comunicación para dar a conocer el mensaje de Dios”. De la misma opinión es Nilson Núñez, contratenor, quien cree que “los medios llegan. La misma Biblia lo dice: si tenemos un mensaje tan precioso que dar al mundo, ¿cómo nos vamos a arrinconar?.

Estos chicos, que causan sensación debido a la destreza y afinación de las cuales hacen gala en sus temas a capella, han mostrado su arte por los principales programas televisivos del país y están metidos en los estudios de grabación, para de esa manera, tener con qué competir en el panorama artístico nacional. “En este momento, tenemos dos sencillos grabados. Uno se titula “Alegre en Jesús” y el otro “Cantaré”. El primera tiene el swing tropical de la cumbia y el segundo es una balada pop sumamente armónica y con unas letras edificantes”. aporta Eddy Núñez, bajo de la agrupación.

En la misma onda está Test -a- T, un cuarteto que no sólo es de los más veteranos, sino, que es un dechado de democracia: todos pertenecen a distintas denominaciones religiosas. En estos días lanzaron su última producción por todo lo alto, que consiste en clásicos navideños y que contó con la asesoría de José Antonio Rodríguez y Jorge Taveras.

Utilizan ritmos modernos y fusiones

Pero los artistas religiosos no sólo se limitan a grabar y a hacer televisión, sino que también se embarcan en la tarea de presentar espectáculos con todas las de la ley. Ese es el caso de Jesús Villanueva, quién pertenece a la Iglesia de la Cristianización Nacional, y que en sus presentaciones oferta ritmos poco usuales en un artista de sus creencias. “Yo utilizo el rap porque el “rapiar” es intercambiar, versar, comunicar. Este ritmo ayuda a decir las cosas de una manera entretenida. Además te ayuda a que la juventud te ponga atención, porque cuando te escuchan dicen: “Aquí hay energía”. Y así aprovechamos para llevarle el mensaje”. Además del rap, Villanueva ha incluido en sus producciones otros ritmos que siempre habían llevado la etiqueta de seculares. “Estamos experimentando diferentes tipos de fusiones. Hemos mezclado la bachata con el pop y el house. También el merengue con el reagge y el flamenco con el house y el hip hop. Hemos seguido los pasos de Sandy & Papo, Proyecto Uno, Sancocho, Fulanito; todos ellos han fusionado la música nuestra con la afroamericana. Por supuesto, lo hemos hecho poniendo nuestra nota distintiva que tiene que ver con nuestra personalidad y nuestro sello cristiano”, apunta.

Willy González, de la Iglesia Evangélica Pentecostal, también se auxilia del rap y el hip hop para llegar al público. Para él “toda la música pertenece a Dios y que lo que se debe tener presente es que la manera de llevar el mensaje puede variar, pero no el mensaje”.

Las orquestas

La formación de orquestas tampoco es ajena a los artistas cristianos. La Iglesia Católica cuenta con Alfareros y 4×7, dos agrupaciones que ya son conocidas no sólo en los ambientes religiosos, sino también en el medio secular por los diversos espectáculos que han presentado sus grabaciones y lo bien mercadeadas que han sido. Otra iglesia que posee una orquesta es la Asamblea de Dios Bethel, que llevan como nombre “Banda Cid” y que se dedican exclusívamente a grabar merengues. Un ritmo que antes no era visto con buenos ojos por los feligreses evangélicos.

Josué Cid, su cantante principal, explica porqué se arriesgaron de dicha manera. “Esta banda se hizo para cantarle a todo el mundo. Cantamos tanto para el público religioso como secular. Lo principal es llevar el evangelio a toda criatura. Como el merengue es uno de nuestros ritmos más autoctonos, nos pareció lo más lógico elegirlo. Además, mucha gente tiene la idea de que los cristianos somos aburridos. Por eso buscamos un ritmo que les encante a los jóvenes”.

La calidad
Entre los baladistas, también existe bastante material donde escoger. Jhoan Cantoral, de la iglesia Jesucristo Fuente de Amor, posee una propuesta bien interesante con su album “Una milla extra”, en la cual hace un derroche de sensibilidad y buena lírica. Otras opciones, pero femeninas, lo son Isabelle Valdez, de la iglesia independiente Casa de Sión y Lili Goldman de la Iglesia de Dios Pentecostal.

Estas dos chicas poseen cotizaciones bastante altas en el mundo cristiano y una agenda que ya quisieran para sí muchas de las artistas “del mundo”. Ambas, tanto dentro como fuera del país, han vendido una gran cantidad de copias de sus producciones.

Algo que no extraña, si se toma en cuenta que el estilo que utilizan es muy interesante, porque exige mucho vocalmente y en cuanto a afinación, se trata del A & B que es el ritmo que cantan los negros cristianos en los Estados Unidos y que han internacionalizado artistas de la talla de Whitney Houston y Maria Carey.

Por otro lado, es justo señalar, que detrás del éxito de muchos de estos artistas se encuentra el dueto “Tercer Cielo”, conformado por Juan Carlos Rodríguez y Marcos Yaroíde, quienes son una especie de cazatalentos en el mundo cristiano. Talentos que luego terminan de pulir y apoyar en muchos sentidos: componen, cantan, hacen arreglos y los coros, de muchas de las producciones exitosas que se consumen en el ambiente cristiano. Tanto ha sido su éxito que en esta, su tercera grabación, se convertirán en un sello musical que llevará como nombre: Ministerio Tercer Cielo.

Otra buena muestra de su talento es que constantemente son solicitados para la grabación de jingles. Además, en una que otra ocasion han sido solicitados para producir temas seculares, pero ellos han rechazado la oferta porque la lírica propuesta, va en contra de sus creencias. “No todo el dinero se gana”, explica Rodríguez.

La gran acogida que han tenido todos estos talentosos artistas se debe a varias razones: en el país existen dos sellos musicales que sólo graban producciones religiosas. Ellos son: Ébano Music y Bohuco Music Center. Pero el motivo que mueve a éstos es diferente al de los sellos donde sólo se graba música secular. Al menos eso es lo que opina Rogelio Estrella, promotor de Ébano Music. “El ambiente que se respira en los sellos cristianos es diferente.