La noche del sábado, don Rafael Ithier celebró la trayectoria de su popular orquesta con 40 éxitos; 40 vivencias y una mar de sentimientos.
El Gran Combo arrasó en el coliseo Rubén Rodríguez de Bayamón con un espectáculo perfecto, provisto de una puesta en escena extraordinaria y de un libreto articulado, coherente e ingenioso que superó sus pasadas presentaciones en los escenarios del país.
El negro y el blanco, el joven y el adulto, el secretario de Estado y la Gobernadora gozaron unidos por el sabor del Combo.
Marcando la clave y al unísono con Charlie Aponte, Jerry Rivas y Papo Rosario, el pueblo exteriorizó sus emociones.
El repertorio del concierto fue seleccionado a la medida: tras los actos terroristas del once de septiembre, Acángana es el pasaporte para seguir contento, bailando y vacilando.
Con El menú, el Combo resalta la cocina boricua.
Con Nido de amor evoca las conquistas amorosas de sus fans en la escuela superior.
Con Mujer boricua reconocen la hermosura de nuestras trigueñas.
Con Los tenis, invitan a su fanaticada a dominguear por el barrio y con Oprobio le cantan a los amores no correspondidos.
Música que ha trascendido tiempo y generaciones para registrarse en la psiquis de una nación.
Esa noche, El Gran Combo demostró que es mucho más que una orquesta, es un fenómeno social. Una organización que conoce a su gente, a la que complació con el concierto más explosivo de su trayectoria.
La participación de Rafi, hermano del difunto Pellín Rodríguez, la intervención de Andy Montañez y la aportación de Gilberto Santa Rosa redondearon el concierto.
Tras bastidores y durante la proyección de visuales de Pellín, Rafi unió su voz a la de Jerry en el bolero A mi manera.
El Niño de Tras Talleres recordó la época de La muerte, Vagabundo, Julia y el clásico Hojas blancas, regresando después con una peluca y con la indumentaria de la época para recordar la era sicodélica con las inolvidables Aquarius y Let The Sun Shine In de The Fifth Dimension.
El Caballero de la Salsa, por su parte, enloqueció a la concurrencia con un medley irresistible por demás que incluyó fragmentos de Maldito callo, A ti te pasa algo, Masculino y femenino, El caballo pelotero y No hago más, el himno de los recostados.
Gilbertito desplegó su dominio del montuno y el soneo con rima y contenido, invitando a bailar a todos.
Mientras se exhibían imágenes de Pedro Albizu Campos, Raúl Juliá, Tito Puente y otras figuras, El Gran Combo reafirmó su nacionalidad con una vibrante interpretación de Pico pico, guaracha inspirada en la Isla del Encanto en la cual Charlie se anotó su mejor entrega de la velada, acondicionando el camino para La loma del tamarindo, a la que se unió Andrés Jiménez “El Jíbaro” para felicitar con cariño a la agrupación.
El sábado, Ithier, Jerry, Papo, Charlie, La Bala, Cano, Freddy Rivera, Richie Bastar, Miguel Torres, Cuqui Santos, Freddy Miranda, Taty Maldonado y Moisés Nogueras celebraron con altos honores su 40 aniversario.
Fue un concierto apoteósico, memorable y fuera de serie.
La producción de Tony Mojena fue excepcional.
El despliegue de pirotecnia, la escenografía, el vestuario a la usanza oriental que los cantantes lucieron en Ojos chinos, las coreografías de Tito Ortos, los saludos de figuras como Rubén Blades y la proyección de imágenes sobre la historia de la agrupación cumplieron su cometido.
Recursos de gran utilidad que complementaron la fabulosa gestión de Los Embajadores de la Salsa.
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