Las pertenencias del inolvidable “bardo” coameño serán donadas a la Fundación Ana G. Méndez y, coincidiendo con el octogésimo aniversario de su natalicio, su hija Jackeline Capó junto a su madre Irma Nydia Vázquez producirán el espectáculo “Celebrando a El Bardo: 80 años de Bobby Capó”, el 8 de noviembre en el Tropimar Beach Club de Isla Verde. El propósito es recaudar fondos para ayudar a rescatar su obra y ayudar a los estudiantes de música de escasos recursos del país.
“Se me han acercado estudiantes buscando información de su obra. Si una institución académica la custodia, más personas pueden lograr acceso al trabajo de papi”, dijo la intérprete Jackeline Capó, a quien acompañarán Rafi Escudero, Andy Montañez, Cucco Peña y otros amigos de la bohemia.
Previo al espectáculo, doña Irma Nydia será una de las deponentes del simposio “Boleros: The Romantic Song In the Americas”, que tendrá lugar en el Instituto Smithsonian de Washington, D.C.
“Es un panel en el que hablaremos de la vida y el legado de Bobby”, dijo su esposa.
El catálogo de Bobby Capó, quien grabó con la Sonora Matancera y con Tito Puente, aparece registrado en Peer, BMI y Harlem Music. La familia recibe regalías de Nueva Zelandia, Japón, Australia y Africa.
Los intérpretes más consistentes de su obra fueron Ismael Rivera, Felipe Rodríguez, Gilberto Monroig, Joe Valle, Lucho Gatica y Olga Guillot.
Piel canela, Sin fe y El negro bembón son las composiciones más productivas de su cosecha. Jackeline piensa utilizar algunas, así como un puñado de su repertorio inédito, en la grabación de un disco en el que espera recrear el concepto de Unforgettable, el cual, gracias a los adelantos tecnológicos, Natalie Cole realizó usando la voz de su fenecido padre Nat King Cole.
“Esos son los planes”, dijo. “Su música no se ha perdido. Contrario a lo que hacía mi hermano ´Bobbyto´ (ya fenecido), papi grababa sus melodías en cintas”.
Bobby Capó, quien grabó más de 200 discos entre elepés y acetatos de 78 y 45 revoluciones, murió en 1989 en la Ciudad de los Rascacielos.
“Siempre vivió con el sentimiento de que Puerto Rico no había reconocido sus dotes de compositor”, recordó Irma Nydia.
“Le preocupaba que su pueblo lo olvidara”.
Precisamente, la intención de ceder su memorabilia a la Fundación Ana G. Méndez es con el fin de habilitar un lugar en el que se perpetúe su nombre.
“En Coamo hay un museo que lleva su nombre y ahora mismo está cerrado. Bobby es del pueblo y no pertenece a partido alguno y por eso preferimos que su memorabilia esté en manos privadas”.
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