‘Fiesta Navidad’ con sabor mexicano en los Angeles

Tota

Con la presentación este domingo de Nati Cano y Los Camperos en el Anfiteatro Universal comenzó formalmente la temporada de conciertos dedicada a celebrar la llegada de las fiestas navideñas en la ciudad de Los Angeles.

Acompañados por el Ballet Folklórico Ollín, con el que han tenido una larga y fructífera asociación desde hace muchos años, Cano y su excepcional grupo demostraron a propios y extraños por qué continúan siendo los mejores representantes que tiene hoy día la música ranchera dentro de Estados Unidos.

Reconocido por la pasión y la valentía con los que a través de los años ha logrado que se le dé al mariachi el reconocimiento artístico que merece, Cano tuvo un doble papel a lo largo de todo el concierto Fiesta Navidad, que ofrecieron él y Los Camperos este fin de semana.

Además de conducir a los 13 músicos que forman parte de su grupo, también sirvió de maestro de ceremonias durante las tres horas y media que duró el espectáculo que le ofrecieron a sus admiradores, en el que tuvieron como invitado de lujo al cantante puertorriqueño José Feliciano.

Cano confirmó la noche del domingo que Los Camperos son, además de grandes músicos, excelentes intérpretes de las canciones que forman parte de la cultura popular mexicana.

Esto quedó demostrado con las melodías que varios de sus solistas cantaron con admirable precisión y soltura. Entre las piezas más aplaudidas por el público estuvieron las clásicas Ojos tapatíos, Guadalajara, México lindo y querido y Alborada.

Feliz de saber que estaba en familia, Cano aprovechó la oportunidad de estar en un lugar como el Anfiteatro Universal para presentar a algunos jóvenes artistas que con sus enormes talentos seguirán manteniendo con vida las tradiciones heredadas de los antepasados.

“La cultura de México es muy rica y variada y tiene una gran fortaleza musical”, dijo Nati Cano. “Lo que estamos haciendo a través de estos niños y niñas es darle continuidad a todo aquello que aprendimos de nuestros padres y maestros. Esta es una responsabilidad que tenemos quienes elegimos al mariachi como forma de expresión, y no vamos a renunciar a ese destino”.

Como ejemplo de sus palabras, Cano fue presentando en diferentes momentos del programa a los futuros violinistas, cantantes y bailarines con cuyos talentos se irán nutriendo los nuevos grupos de mariachis y compañías de ballet folklórico que surgirán, a partir de estas épocas, en Los Angeles y en otras ciudades del sur de California.

En otra de las intervenciones que tuvo, Cano dijo que los mariachis han dejado de ser artistas improvisados, como piensa mucha gente, y que ahora han pasado a convertirse en músicos de primera clase.

Tan encomiables palabras fueron respaldadas por el virtuosismo con el que Los Camperos ejecutaron algunas melodías navideñas de corte tradicional, las cuales tuvieron como adecuado complemento a cuatro niñas y una solista que desplegaron sobre el escenario sus talentos de bailarinas de música clásica.

Emocionado y feliz por tener como invitado a un artista de tal categoría, Cano le dio la bienvenida a José Feliciano en medio de una ola de aplausos que luego fue creciendo con cada canción mexicana que ofreció a sus miles de admiradores.

“Gracias por invitarme a estar aquí con todos ustedes en una noche tan especial como la que ha organizado mi buen amigo Nati Cano”, dijo Feliciano. “Aunque no soy mexicano de nacimiento, sí lo soy de corazón. Entre los compositores que yo más admiro está un señor llamado José Alfredo Jiménez. Son de él algunas de las canciones que voy a cantar para ustedes”.

Dicho lo anterior, Feliciano hizo un breve e intenso recorrido de algunas de las creaciones musicales más representativas del compositor de La cama de piedra, Albur de amor, El corrido del caballo blanco y El rey. Luego se retiró del escenario asegurando que entre los planes que tiene se encuentra grabar un disco de canciones rancheras dentro de poco tiempo.

La fiesta navideña de Nati Cano y Los Camperos llego a su conclusión en medio de los gritos y suspiros de quienes pedían que no terminara. Sin embargo, a pesar de los aplausos, la primera noche navideña de 2003 tuvo que llegar a su final.