Incomprensible en español el ´Aserejé´ se impone en Brasil

Tota

Si el estribillo del “Aserejé” de las “Ketchup” es incomprensible en español, ni qué decir tiene si se canta en portugués, pero esa jerigonza le vale fama, fortuna y polémica a cinco brasileñas entregadas al ritmo “ragatanga”.

En las discotecas, las radios y la televisión de Brasil hay algo que ya está claro: el “Aserejé” será el mayor éxito de la temporada de verano, que comenzó el pasado día 21 con calores de infierno y la música de las “Ketchup” sonando en cada fiesta.

Además del pegajoso ritmo de la canción impuesta en el mundo por las españolas Lola, Lucía y Pilar Muñoz, las chicas del grupo Rouge también han dado a conocer en Brasil otra de las marcas registradas del Aserejé: su coreografía.
La ensayan niñas, jovencitas y hasta ancianas en fiestas caseras y también en las playas más simbólicas de Río de Janeiro, como la de Copacabana, donde es casi imposible no toparse con numerosos grupos de muchachas cantando el indescifrable estribillo y ensayando los pasos típicos del ritmo “ragatanga”.

Las cinco chicas de Rouge le deben mucho al Aserejé, pero tambiéna otra de las modas mundiales en tiempos de globalización. Formaron el grupo después de haber participado en el programa de televisión “PopStars”, una versión brasileña del “Operación Triunfo” español.

Casi 30.000 jovencitas se inscribieron con la intención de lograr fama en la academia de música y danza televisada. De ellas, apenas 12 consiguieron pasar por todos los filtros y participar en el programa, que alcanzó enormes niveles de audiencia en Brasil.

Las 12 jóvenes fueron encerradas en una mansión en el balneario uruguayo de Punta del Este, donde se grabó el programa y entre cinco de ellas comenzó a fraguarse la amistad que dio paso a Rouge.

Aline Silva, Fantine Thó, Karin Pereira, Luciana Andrade y Patrícia Lissa conocieron a la cantante colombiana Shakira y hasta pensaron en grabar algunas de sus canciones, pero la punta de lanza de su primer disco acabó siendo la canción de las “Ketchup”.

Del primer álbum de Rouge se vendieron en Brasil un millón de copias en cuatro meses, lo que les ha valido a las muchachas su primer “Disco de Diamante” y las ha convertido en el mayor fenómeno musical del 2002 en el país. Pero como ha sucedido en otros países latinoamericanos, en Brasil el Aserejé no sólo es fiesta. Miembros de iglesias evangélicas han denunciado que por detrás de la letra del estribillo se esconden subliminales mensajes “satánicos”.

A esas denuncias le han salido al paso desde músicos hasta expertos en asuntos paranormales, como el jesuita español Oscar González Quevedo, que tuvo su cuarto de hora de fama en los años 70 cuando presentaba un programa de televisión sobre parapsicología de gran éxito en América Latina.
Radicado en Brasil desde hace décadas, González Quevedo aseguró que ha recibido “miles” de consultas acerca del Aserejé, “una más absurda que otra”. Según el sacerdote, de 71 años y doctor en Teología, Psicología y Filosofía, “no es la primera vez que, en forma sensacionalista, se atribuye a ritmos contagiosos y dirigidos a la juventud la difusión de mensajes satánicos”.

El jesuita recordó que lo mismo sucedió hace años en Brasil con las canciones infantiles de la conocida presentadora Xuxa y, sobre Rouge, dijo que “las chicas son sencillamente encantadoras”. El claro fanatismo de este religioso por el Aserejé le ha llevado además a la siguiente sentencia: “Si fuera cantado en el Infierno, el Infierno se convertiría en una antesala del Cielo”.