La actriz y cantante de origen puertorriqueña, de 33 años, pasó este fin de semana en su mansión de 11 habitaciones en North Bay Road, rodeada de un grupo de amigas y guardaespaldas.
Y para que no quede duda de que hay mucha latina por delante, a pesar del descalabro de la boda con el actor estadounidense, estuvo el sábado corriendo por la playa y hasta se dio el lujo de quitarse el traje de “jogging” y ponerse un diminuto bikini blanco, protegida por una barrera de toallas de sus amigas.
La foto saliendo del agua fue ayer portada en varios periódicos del mundo, incluyendo al tabloide sensacionalista londinense “The Sun”.
Lo que sí se notó que ya no lleva el lujoso anillo de compromiso que le compró Affleck.
El tormento debía ir por dentro.
Fue la revista “People” la primera en dar a conocer el sábado la ruptura del famoso romance y que la boda, programada para ayer domingo, se había pospuesto indefinidamente a petición de Affleck, de 31 años y quien nunca se ha casado.
Según la cadena Fox, amigos íntimos de Affleck, como el actor Matt Damon, intervinieron para convencerlo de que no le convenía esa boda y que iba a estar toda su vida controlado por la López, que tiene fama de manipular a sus hombres, tras dos fracasos matrimoniales.
Pero no sintamos pena por Jennifer López, que a pesar de su orgullo herido, no ha salido tan mal parada.
Gracias a los contactos de Affleck, ha conseguido tres películas con Miramar, en papeles estelares con Robert Redford, Richard Gere y Lance Hallstrom.
Y, además, se ha quedado con el anillo de 6.1 quilates, un Rolls Royce y un Ferrari que le había regalado su novio de un año, y posiblemente, la mansión de siete millones en una playa de Georgia, que ambos se habían comprado.
Y Affleck qué gana? Para el columnista Roger Friedman, de Fox News: “la libertad y eso no tiene precio”.
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