Bebo Valdés una mezcla de sabor latino

Tota

El gran maestro cubano y un gitano de armas se hacen cómplices de una de las grandes aventuras de la música de hoy Como sucedió con los integrantes del grupo Buenavista Social Club hace un lustro, Bebo Valdés ha causado furor en la última parte de su vida, luego de décadas de estar alejado de los grandes escenarios.

El legendario pianista cubano, exiliado el 26 de octubre de 1960, residente en la fría Suecia, resucitó en los últimos años con distintas grabaciones, pero dio el gran golpe con Lágrimas negras.

Grabado a fines del 2002 y lanzado al año siguiente, el disco –que incluye el tema homónimo de Miguel Matamoros y otras nueve joyas latinoamericanas– ha causado impresión a nivel internacional.

Bebo, de 85 años, fue acompañado allí por el cantaor de flamenco Dieguito El Cigala, quien ha dicho que Lágrimas negras tiene “una mezcla de sabor latino, de jazz y de flamenco, con calidad y limpieza´´.
´´Nunca esperé que el disco tuviera tanto éxito´´, apunta el venerable pianista, en entrevista telefónica desde su casa de Estocolmo, situada en una zona ´´retirada del centro´´, según aclara.

El artista, que es probable que se presente en Miami con El Cigala en agosto, adjudica gran parte del suceso del álbum a que apareció en un momento en que el ambiente musical “estaba saturado´´.

´´A cualquier otro que hubiera salido con algo diferente en esa misma época le hubiese ido bien´´, sostiene, con una humildad encantadora.

Pese a su estatura artística, Bebo, padre del también eminente Chucho Valdés, suena sencillo, con una voz susurrante pero entusiasta. Como se dice en estas tierras del spanglish, no tiene actitud.

Reconoce que no escucha Lágrimas negras.
´´Ya lo hice, ya lo oí, tengo que hacer otras ideas´´, manifiesta.

En coherencia con esa frase, después del álbum, producido por Nat Chediak y Fernando Trueba, Valdés ha grabado dos discos (We Could Make such Beautiful Together y Bebo de Cuba) y prepara Lágrimas negras II.

´´Con los años viejos que tengo encima no me gusta tanto viajar, pero por el trabajo tengo que hacerlo´´, explica, en referencia a los numerosos vuelos que toma para grabar en Nueva York, Brasil o Madrid.

´´El médico me dijo que es peligroso hacer viajes de 8 o 10 horas´´, cuenta, tranquilamente. “Porque me puede afectar la circulación´´.
En algunos shows no puede estar y El Cigala canta acompañado por Chucho –fundador de Irakere–, a quien su padre considera mejor que él.

´´Tiene una independencia total en cada mano que es difícil de conseguir´´, señala.

¿Usted le enseñó en ese aspecto?
´´No, lo aprendió solo o lo inventó… Pensándolo bien, cuando lo vea se lo voy a preguntar´´, responde.
Valdés destacó en La Habana de los 40 y 50 y tuvo su mejor época como líder de la orquesta El sabor de Cuba, que se presentaba en el cabaret Tropicana. Además fue un productor discográfico de primer nivel.

Se exilió con Rolando Laserie, prometiendo no volver hasta que cambiara el gobierno de la isla. Tras pasar por México recaló en Suecia, en 1963, casado con una sueca 26 años menor, todavía su esposa.

´´No me gustan los regímenes de extremistas ni de derecha ni de izquierda porque le quitan libertad al ciudadano´´, asevera.
El pianista estuvo en el país escandinavo (´´el que mejores leyes sociales tiene en el mundo´´) por años ganando el pan tocando en bares y restaurantes hasta que en 1994 fue ´´rescatado´´ por Paquito D´Rivera.

Elogia a los integrantes del Buenavista, varios de los cuales han fallecido, porque interpretan ´´la pureza de la música folcórica cubana´´, la que se escuchaba en la isla cuando él era “un muchacho´´.

Recuerda que laboró con uno de sus cantantes, Puntillita.
´´El estaba en la orquesta de Julio Cuevas, donde yo era pianista en 1947´´, lanza, con memoria que asombra.
Bebo volvería a Cuba ´´si cambiara el gobierno´´, como juró al salir.

¿Y si se registrara esa variación política, regresaría para pasear o para vivir?
“Posiblemente viviría allá los últimos años míos… ¿por qué no?´´