Blades es un cantautor social que siempre tiene mucho que decir con música y sus palabras. Sus alocuciones son el complemento perfecto de sus interpretaciones. Mientras, Gilberto es una de las voces que con más elegancia, respeto y romanticismo le ha cantado a la mujer.
La felicidad que irradiaba el rostro de Gilbertito era muy elocuente. El sueño de muchos cantantes de su generación es algún día compartir el escenario con Blades y Santa Rosa lo hizo realidad el día de su cumpleaños, como colofón de su sincera amistad con el panameño.
De principio a fin compartieron el escenario, intercalando sus éxitos e intercambiando algunos, como No quiero na´ regalao y La palabra adiós. Gilbertito acompañó a Rubén en los coros de sus canciones, pero cuando éste cantaba Rubén se limitó mayormente a tocar las maracas.
Sorpresivamente, la función inició con el guaguancó lamento Patria, durante el cual los artistas intercambiaron banderitas de sus países mientras se proyectaban paisajes de ambas tierras al tiempo en que parte de la concurrencia marcaba la clave.
DESPUÉS DE entonar Amor mío no te vayas y Caminando, los artistas se dirigieron a la concurrencia, confirmando Rubén que las funciones de “Tierras hermanas” escenificadas ayer y el sábado son sus últimas presentaciones en Puerto Rico. “Qué mejor lugar para las últimas presentaciones; qué mejor que hacerlo con ustedes, que son mi familia, y a Gilbertito, gracias por invitarme porque aquí me voy a ganar una platita… Gracias por invitarme”, señaló Blades con su habitual sinceridad.
Los artistas continuaron con sus interpretaciones de Un montón de estrellas, Paula C., Tiburón, Pablo Pueblo, Si te dijeron, Conciencia y Ban ban quere, éxito que Blades grabó con la banda de Ray Barretto, oportuno para que su padre Rubén se defendiera con unos pasitos.
La dósis de sabor y swing fue in crescendo con la versión de Santa Rosa de Lluvia, que Tony Vega y él grabaron con Willie Rosario. Acto seguido, Blades reveló que su nuevo disco, Canto del subdesarrollo, secuela de Maestra vida, pronto será distribuido exclusivamente aquí por el sello Bronco de Bobby Valentín.
Uno de los momentos más simpáticos y divertidos de la velada se registró cuando Rubén, armado con su guitarra acústica, estrenó la trova El tartamudo (Tú te lo pierdes), mientras Santa Rosa tocaba el bongó y, como si fuera un kareoke, el estribillo se proyectaba en las pantallas.
“Tierras hermanas” continuó con el estreno de Sombra loca del cd Auténtico de Gilberto Santa Rosa, cuyo lanzamiento ha sido pautado para mañana y con una explosiva versión de Plástico, ideal para despertar del letargo en que se encuentra un sector del pueblo ante el bombardeo de tanta propaganda consumista. Después de Plástico, unos fanáticos mostraron una pancarta que leía: “Gilbertito Gobernador 2004”.
EL PUNTO culminante se registró cuando los artistas rindieron un emotivo homenaje a Cheo Feliciano con versiones de Eso es el guaguancó, Como ríen, Anacaona, El ratón (en la que Gilberto expresó su pesar por el secreto sobre el tributo que adelantó El Nuevo Día), el bolero Amada mía interpretado por el propio Cheo y Pa´ que afinquen, guajira son en que los cantantes expresaron su admiración y respeto por Cheo con soneos de mucho sentimiento.
Aunque restaba sobre una docena de selecciones, a la concurrencia no le importó que se acercara la medianoche y continuó bailando y tarareando los éxitos de Rubén y Gilberto. Sin embargo, contrario a otros conciertos de Santa Rosa, “Tierras hermanas” -presenciado por Domingo Quiñones, Víctor Manuelle, Milly Quesada y otros cantantes- adoleció de un libreto creativo y sustancioso. Hilvanaron relatos sobre la primera vez que Rubén y Gilberto visitaron San Juan y Ciudad de Panamá, respectivamente, pero no fue suficiente.
El concepto bien pudo presentar a Gilberto interpretando La murga y a Rubén una plena de Ismael; además de que se pudo aludir a la aportación de Puerto Rico a la cultura y la religiosidad popular panameña a través de la devoción al Cristo Negro de Portobelo; a la saga de los pugilistas Roberto “Mano de Piedra” Durán y Esteban de Jesús; o a las colaboraciones del percusionista y líder de orquesta boricua Francisco Bastar “Kako” con los soneros panameños Azuquita y Meñique.
La producción, de algunos excesos en el diseño de luces y en otros aspectos técnicos, estuvo desprovista de coreografías, aunque los visuales de artistas como Cheo, Frankie Ruiz y Héctor Lavoe, suministrados por el coleccionista Roberto Padilla, fueron valiosos.
Durante el acompañamiento de Blades, la orquesta, dirigida por el tecladista José Lugo y el trombonista Georgie Torres, se creció en Pablo Pueblo, Ban ban quere y La palabra adiós de Tite Curet, en un arreglo del argentino Carlos Franzetti que combinó la salsa con la cadencia del Brasil.
EN TÉRMINOS generales, sin embargo, no estuvo a la altura de la Spanish Harlem Orchestra, la banda de Willie Colón y Editus, agrupaciones que asistieron a Blades en sus pasados conciertos en la Isla. La banda, una versión reforzada de la que regularmente acompaña a Gilberto, se empleó mucho mejor en el repertorio del Caballero de la Salsa, aunque -como reseñamos el año pasado- en sus orquestaciones, Lugo sigue dependiendo de la tecnología, acudiendo a los sintetizadores y las secuencias en vez de usar violines e instrumentos como el vibráfono en vivo.
A las 12:45 a.m., Gilberto y Rubén concluyeron la interpretación de El cantante, en honor de Héctor Lavoe y otros soneros del género, como Cano Estremera, Justo Betancourt y Frankie Ruiz, cuyas imágenes fueron proyectadas. Así cerraron con broche de oro su memorable e histórico encuentro en “Tierras hermanas”.
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