De volver a nacer, confiesa, sería músico y muy probablemente caminaría los mismos senderos que transitó cuando se sumó al listado de artistas caribeños que desde Nueva York impulsaron la articulación de una nueva sonoridad temprano en la década de 1960 del siglo pasado.
“Siempre pudiéramos cambiar dos o tres cositas y lo haría porque siempre hay espacios para crecer. Pero, la esencia de la historia de mi música es que hice lo que pude, y lo mejor que pude en mi tiempo”, aseguró el artista, quien el sábado 26 de junio, a las 9:00 de la noche, se presentará junto a sus viejos vocalistas en el coliseo “Rubén Rodríguez” de Bayamón, en el concierto “Ray Barreto: toda una vida”.
Nadie duda que en la narración de nuestra historia rítmica, el también nombrado “Rey de las Manos Duras” representa una de las piezas de más valía por su contribución al desarrollo de la salsa y como eje en el impulso del jazz latino.
“Yo miro los discos que hemos grabado en el pasado, tantos temas bonitos que hicimos que es increíble. Ya no se hace música así”, dijo en entrevista telefónica desde su residencia en Nueva Jersey, al tiempo que afirmó su complacencia al volver a interpretar sus éxitos con las voces que le acompañaron en su carrera.
“Estar con estos cantantes es para mí un sueño realizado, porque después de todo la época de oro en mi carrera fue cuando tuve la buena fortuna de contar con Adalberto Santiago, Tito Allen, Tito Gómez, Ray de la Paz y Rubén Blades. Ellos formaron parte del éxito y sé que dejamos un poquito de impacto en la historia de nuestra música”, manifestó, quien, además, contará en su espectáculo con Giovanni Hidalgo.
Junto a “Mañenguito”, a quien considera el “Rey de las Congas”, Ray Barretto interpretará varios de sus éxitos en el jazz latino, compartiendo repiques e improvisaciones.
“Es de respeto y cariño mirar que hay un puertorriqueño que sigue plantando bandera y representando nuestra Isla por el mundo”, acota.
Protagonista de la historia salsera
Curtido a la sombra de los trabajos de Luciano Chano Pozo y John Birks Dizzy Gillespie, Ray Barretto, quien nació en el barrio latino de Nueva York, dejó marcadas sus huellas en cada toque que sonó como percusionista de las orquestas de Eddie Bonnemere, José Curbelo y Tito Puente, en la década de 1950.
Esa experiencia se completó con el trabajo que desempeñó con figuras de renombre en el jazz latino como Max Roach, Charlie Parker, Art Blakey, Cal Tjader y Dizzy Gillespie, entre otros.
En cambio, su nombre comenzó a refulgir con fuerza a raíz de la creación de su Charanga Moderna, en 1961. En este caso se trató de una propuesta musical radical que tomó el formato instrumental de las charangas tradicionales y le agregó la trompeta y el trombón, derivando en una nueva combinación sonora.
Desde entonces, el músico puertorriqueño se adentró al mundo musical con más presencia y pronto su nombre se colocó a la altura de las grandes personalidades que dominaban el mercado.
Tras seis años de éxitos, y habiendo producido una decena de discos, ingresó a la familia del sello discográfico Fania, alterando su proyecto de charangas para convertirse en uno de los creadores del sonido de la salsa, acto que refrendó en su álbum “Acid” (1967).
A partir de entonces, comenzó a escribir una nueva historia en la música caribeña para la que contó con la asistencia de grandes vocalistas, comenzando con Adalberto Santiago, junto a quien logró el cenit de su propuesta armónica y quien vive en el recuerdo por sus éxitos “Quítate la máscara” y “Alma con alma”, entre otros.
La lista de vocalistas continuó con Tito Allen (“Indestructible” y “Llanto de cocodrilo”), Tito Gómez (“Guararé”), Rubén Blades (“Banbanquere”) y Ray de la Paz (“Fuerza gigante”).
Con todos forjó una secuela de éxitos salseros que el público podrá disfrutar, una vez más, en las voces de sus protagonistas, en el encuentro musical del sábado 26 de junio.
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