Durante sus presentaciones envió saludos efusivos a sus hermanos de Puerto Rico que estaban en el recinto. Esto sucedía cuando además de merengues y bachatas interpretaba un celebrado popurrí de salsa. Y vaya cuántos boricuas allí se dieron cita cuando respondían con una gran ovación.
La presencia puertorriqueña fue muy calurosa en estos recitales. Y es que el cantautor dominicano es muy querido por los boricuas, quienes ondeaban sus banderas entre la concurrencia en gesto de admiración.
Es por ello que el cantautor desea volver a Puerto Rico para presentar en directo esta propuesta.
A pesar de ser un largo fin de semana por el Día de la Recordación, que se celebró este lunes, por lo cual mucha gente abandona Nueva York y Miami, el cantautor dominicano logró una gran convocatoria a los dos conciertos, producidos por Félix Cabrera y Ralph Mercado.
Una hora después de iniciado el espectáculo, con la presentación del venezolano Héctor Montaner –hijo del cantante Ricardo Montaner– y el peruano Gianmarco, y ante un público impaciente, los músicos comenzaron a tomar su lugar.
Como si se tratara de una película, tres inmensas pantallas mostraron un helicóptero que transportaba una enorme caja, la cual hicieron bajar hasta el escenario, y en medio de aplausos y ovaciones, Juan Luis emergió de la misma vestido con una chamarra de camuflaje, muy apropiada para interpretar el tema “Soldado”, con el que arrancó la gran fiesta. Mientras, miles de asistentes, puestos de pie, le aplaudían y vitoreaban a rabiar.
Luego, en otro ofrecimiento musical con las manos arriba, la audiencia comenzó a calentar los motores para levantarse de sus asientos y así bailar “Visa para un sueño”.
En las pantallas se proyectó un pequeño bote con tres hombres, uno de los cuales remaba, mientras, en el escenario, un joven con un remo que tenía la bandera dominicana, también “remaba” en busca de su sueño.
Luego desfilaron “Vale la pena”, “Pedir su mano”, “Quisiera” y “Amapola”, la cual fue acompañada con imágenes de enormes tipos de flores que iban abriéndose una a una.
Acto seguido, las luces se tornaron tenues y el cantautor dominicano tomó su guitarra, se sentó en medio del escenario y dijo: “Vamos a hacer un recorrido con las mejores y más románticas bachatas que hemos venido interpretando para todos ustedes”.
Sí señores, los aplausos se hicieron más sonoros y junto a su ídolo comenzaron a corear un medley de bachatas entre las cuales se incluyó: “Estrellitas y duendes”, “La hormiguita”, “Frío, frío o caliente” y “Coronita de flores”.
El momento cumbre de la noche llegó cuando comenzó a sonar la lluvia. De pronto, cientos y cientos de paraguas comenzaron a verse entre el público. De todos los colores y tamaños. Fue impresionante verlos cómo comenzaron a girar en medio de los acordes de “Ojalá que llueva café”, un tema que llegó a convertirse en bandera de muchos pueblos de Latinoamérica por su mensaje de esperanza.
El merengue y la bachata han sido los géneros que han caracterizado la carrera de Juan Luis Guerra, sin embargo hubo una época que interpretó salsa. “Aunque no cantamos mucho este género, queremos complacer a nuestros hermanos puertorriqueños, colombianos, cubanos y de otras nacionalidades que gustan de estas canciones”, dijo antes de interpretar un popurrí con temas del género.
Con los ánimos encendidos y complaciendo a su gente, el cantante dominicano y su agrupación 4:40 siguieron con “Woman del Callao”, “Para ti”, “El costo de la vida” y “Si tú te vas”. Entre el público estaban la actriz de cine dominicana Zoé Saldaña, quien no dejaba de bailar, y el pelotero Bernie Williams.
El tema “Las avispas”, de su última producción “Para ti”, marcó el momento de la despedida junto al infaltable “La bilirubina”, con los cuales agradeció la presencia de sus seguidores. Sin embargo, el público quería más y pidió “otra, otra”, por lo que Juan Luis dio paso a “El Niágara en bicicleta”, “Bachata rosa” y cerró con “La cosquillita”, el cual fue acompañado magistralmente por el acordeón de su compatriota El Prodigio, a quien aplaudieron sin cesar aunque al tema le faltó un poco de ritmo.
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