Fue un genuino “Sábado de Gloria”, con un lleno completo en el House of Blues de downtown Disney que ni siquiera las gruesas metidas de pata del promotor del evento pudo arruinar. Los conciertos fueron magistrales.
Un Grupo Niche de Colombia sólido, afincado, limpio y tan pegajoso que no pudo abandonar la tarima sin antes interpretar una pieza adicional a petición de las más de 2,000 personas que abarrotaron el local.
Y El Gran Combo estuvo genial, superlativo en la lírica, el soneo, la improvisación, la danza y su clásico buen humor. Una experiencia divina con la presentación de diez electrizantes temas en 90 minutos de arrebatadora alegría.
“Los Mulatos del Sabor” subieron al entablado exactamente a las 12:30 a.m. Elegantemente vestidos con trajes grises, abrieron con tres temas recientes: Me liberé, Se nos perdió el amor y Que me lo den en vida, tal como lo adelantó el director del grupo Rafael Ithier minutos antes del show.
“Siempre comenzamos con algo de lo nuevo y luego nos dedicamos a tocar lo que la gente pida”, indicó el pianista. “Le gente escoge y nosotros complacemos”.
Luego se produjeron dos milagros consecutivos: Brujería y El menú, dos súper clásicos interpretados impecablemente por Charlie Aponte y Jerry Rivas, respectivamente. El espectáculo cobró entonces un matiz histórico.
Con el “bailoteo” y el relajo de los cantantes, el éxtasis del sabor a Caribe y el brillante respaldo de una banda en la que se lucían “Cuqui” Santos en el timbal y Richie Bastar en los bongós y la campana, el público danzaba en los aires.
Como ya es costumbre con la “Universidad de la Salsa”, las coreografías y los juegos sobre tarimas -su insuperable espectacularidad escénica- fueron parte importante de la noche. Era como ver una comedia con guanguancó, pero siempre guardando el respeto por la clave.
“A pesar del show y el relajo, tomamos nuestro trabajo muy en serio”, aseguró Aponte previo al concierto. “Ya lo dijo Bill Cosby, la parte más seria de vida es la comedia”.
Después de la canción Matrimonio, se interpretaron otros de los favoritos de la gente: Azuquita pa’l café, Ojos chinos (quizás la mejor de la velada) y Carbonerito (cantada por Papo Rosario).
El cierre fue de lujo con Timbalero y la participación de Niche en un vacilón del alto voltaje; Puerto Rico y Colombia poniendo a bailar al mundo.
La nota discordante de la noche la marcó el promotor del show que abandonó al personal de El Nuevo Día en las puertas del House of Blues, donde tras agotarse los boletos en taquilla, se vendían entradas “por debajo de la mesa” a personas que parecían estar en algún contubernio con el personal de seguridad de House of Blues.
De no haber sido por la intervención del abogado de El Gran Combo, Mario Rodríguez, quien proporcionó el acceso a todas las áreas, El Nuevo Día, que promocionó el evento, no habría entrado al recinto.
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