Ray Barretto y su tierna inspiración

Tota

El aire del jazz lo mantiene con vida. Su espíritu se siente libre y en paz cultivando la expresión sincopada.

Y para Ray Barretto, el mejor sinónimo de jazz es la memoria de su madre Dolores, cuyo recuerdo lo enternece.

A ella le estará eternamente agradecido por exponerlo desde temprano en su niñez a la música de Pedro Flores, Rafael Hernández, Don Felo y otros grandes compositores puertorriqueños.

Doña Lola crió sola a sus tres hijos; a Ray, Ricardo y Cecilia. El percusionista de 76 años, que el jueves escenificará en el Centro de Bellas Artes Luis A. Ferré el concierto de salsa y jazz “El sueño del Rey”, había cumplido seis años cuando su padre regresó a Puerto Rico y su familia permaneció sola en El Bronx.

“Mi madre luchó fuertemente para mantenernos lejos de las drogas y la criminalidad. Alquiló un cuarto en el apartamento para darnos de comer. Y según mi recuerdo, la música popular era para ella un medio de escape de la realidad de la pobreza y le fortalecía su espíritu para seguir luchando”, recordó Ray.

Lo que Ray Barretto fue y lo que Ray Barretto es, en sus memorias del tiempo pasado y el tiempo presente, la imagen de doña Lola lo acompaña. A ella dedica su nuevo álbum de jazz Time Was – Time Is.

“Me tomó muchos años realizar y reconocer en mi vida el valor de doña Lola. No hubiese podido hacer lo que he hecho en mi vida sin mi mamá”.

En Time Was – Time Is, álbum que el sello Harmonia Mundi distribuirá el próximo martes 13 de septiembre, laten los recuerdos, vivencias y emociones de su niñez y adolescencia. En esa época descubrió las melodías de la nana cubana Drume negrita de Ernesto Grenet y el dulce Murmullo de Salvador Hurtado Aguilar, selecciones incorporadas a la secuencia de su nuevo disco.

Time Was – Time Is, continuó diciendo a El Nuevo Día, toca la fibra de su espíritu y posiblemente lo llena tanto como My Summertime, entrega de 1995 en que estampó When You Wish Upon a Star, dedicada a su hijo Christopher.

“Estoy llegando a un punto en mi vida en que quién sabe si lo que he hecho es la última vez que lo haré. Mi futuro es mi pasado. Este disco refleja lo que ha pasado en mi vida, en mi trayectoria musical. Es un motivo para mirar al pasado y revivir recuerdos positivos y bonitos, a pesar de la lucha de mi familia en los años 30 y 40, en que los boricuas éramos considerados inmigrantes”.

Musicalmente, Time Was – Time Is evoca sus andanzas por los clubes de jazz y mambo más reputados de la Gran Manzana. En Palladium Nights, Barretto ejecuta un solo de timbales. Ya había tocado dicho instrumento en un disco de descargas junto al Negro Vivar y Chombo Silva, realizado con Riverside en la década del 60.

“He sido un percusionista frustrado en cuestión de timbal y batería. Como el título de la canción, es recordando un tiempo en mi vida cuando salí del ejército en 1949 y asistía al Palladium”.

Time Was – Time Is sí marca la primera vez que le dedica una composición original a su hijo Christopher, joven saxofonista y estudiante de jazz de Manhattan School of Music. Es la primera vez que Ray toca la batería en un disco y lo hace en Cape For Chris, orientada al straight ahead jazz.

“Se la dedico porque como mi mamá representa lo que pasó en mi vida, mi hijo es lo que está sucediendo ahora. Es mi vida, un saludo para él y una expresión de amor porque él me ha brindado la oportunidad de aprender a ser un padre de verdad”.

En Time Was – Time Is no le acompaña la banda New World Spirit. El único integrante de ese colectivo es el baterista Vince Cherico, que ya lleva diez años con Barretto. Ahora el conguero “Indestructible”, se rodea de sangre nueva, como la del pianista Robert Rodríguez y otros músicos.

“Es la mejor combinación de talento de jazz que he tenido. Son formidables. Todos son grandes profesores. Tengo a Roberto y a Ricardo Rodríguez, un bajista graduado del Conservatorio de Música de Puerto Rico. Mis músicos entienden lo que es el jazz y lo que es la música latina”.

En Time Was – Time Is, Barretto consideró que el ritmo africano 6/8 debía ser la base de la adaptación al jazz de la canción de cuna Drume negrita y del clásico gospel Motherless Child.

“La canción Drume negrita la escuché por primera vez en la voz de Miguelito Valdez. En los últimos años la grabó Chucho Valdés, pero nadie lo hizo de esta forma. Para mí es un contraste interesante que una melodía tan sublime pueda armonizar con un ritmo primordial, con aire de la tierra, como el 6/8. Es lo mismo en Motherless Child, una canción de mi niñez”.

Time Was – Time Is es un trabajo que lo enorgullece, como su debut en el jazz con The Other Road en 1973 y el brillante catálogo de los 90, que consta de Handprints, Ancestral Messages, Taboo, Portraits In Jazz & Clave y Contact!. Aún insiste en que su incursión con Atlantic a mediados de los 70 ha sido su etapa más oscura en el jazz.

“Lo que grabé durante el periodo de Atlantic lo puedo poner en una bolsa y tirarlo a la basura. Ellos querían que hiciera funk y ese no era Ray Barretto. Bueno o malo, The Other Road fue un producto honesto y los discos que hemos hecho hasta ahora han sido esfuerzos musicales sinceros y honestos a través de los cuales he buscado la forma de expresar y combinar ritmos latinos con jazz, como una muestra de cariño y amor por la música”.

Time Was – Time Is no es el pináculo de su carrera ni la culminación de su trabajo en el jazz. A los 76 años, Ray Barretto siente que aún puede innovar en la fusión del género con los ritmos afrocubanos.

“El jazz, como la música clásica, ha dejado de vender. Los grandes artistas del siglo pasado, como Duke Ellington, Count Basie y Miles Davis, no han sido reemplazados. Con la ayuda de Dios y del público, no pierdo la esperanza de que una casa disquera me ayude a mí y a otros músicos creativos a canalizar la buena música que podemos aportar, porque de lo contrario nos frustraremos”.