“Me demoré el tiempo que tenía que demorarme para hacer la película” que se titula “El Benny”, dice Sánchez, 46 años, en referencia a la madurez que logró en el tema durante los 12 años de espera, como excusándose a si mismo por la frustración y desesperación.
Cuando puso el punto final al guión, en 1994, Cuba estaba en el punto más bajo de una crisis económica que casi paralizó la industria cinematográfica.
El proyecto tenía dos grandes inconvenientes, la falta de recursos y el inaccesible pedestal de uno de los grandes dioses de bronce de la música cubana, que tan solo rozaron dos documentales y una cinta rodada en México.
Bartolomé Moré (1919-63), el Benny, fue compositor, cantante y director de orquesta, que dominó con mucho éxito todos los géneros de la música cubana, en medio de una vida intensa, de excesos.
En 1996 el dramaturgo Abrahan Rodríguez revisa y enriquece el guión de Sánchez, pero la vida le jugó una mala pasada, murió antes de ver la película realizada.
“No es un musical. Es una tragedia de un hombre que fue músico”, dice el director, pariente él mismo de Moré, quien recopiló una larga lista de testimonios.
Tampoco es una tragedia cualquiera: “una película sobre Benny Moré tenía que ser grande”, consideró.
“El Benny”, nombre final de un proyecto que se llamó inicialmente “Divina Desmesura”, como la vida misma del músico, o “El Bárbaro del Ritmo”, es la ópera prima en largometrajes de ficción de Sánchez, hasta ahora realizador de documentales y asistente de dirección de Fernando Pérez (Cuba), Fernando Birri (Argentina) y Jaime Humberto Hermosillo (México).
El gran reto fue resucitar la Cuba de los años 40 y 50 y la música del Benny en otra voz, pues sus grabaciones monofónicas y de tecnologías de la época, no tenían la calidad necesaria para una película.
Así Sánchez y el director musical, el experimentado y minucioso “hasta la pesadez” Juan Manuel Ceruto, se dieron a la tarea de buscar “la voz”, que apareció en el trovador y bohemio santiaguero Juan Manuel Villi.
“Todo se grabó desde cero” (42 canciones), afirma Ceruto, quien invitó a Juan Formell, director de los Van Van, a escribir una pieza para la película, y logró que Chucho Valdés interpretara otra al piano.
La voz real de Moré sólo se escucha al final, en la canción “Soy Campesino” del fallecido compositor Zenén Suárez, en cuya interpretación interviene también el grupo Orishas.
El Benny es interpretado por el actor de teatro Renny Arozarena, quien tuvo que bajar notablemente de peso y estudiar psicológica y físicamente al músico.
“Cuando Jorge Luis me trajo a Renny y me dijo que ese era Benny Moré, yo dije: se volvió loco”, dijo el coreógrafo Isidro Navarro, quien tras un año de trabajo, lo convirtió en Benny Moré.
Pero el Benny Moré que nos presenta Sánchez, es su conclusión de largos años de estudio: “Muchas personas tienen a Benny Moré ubicado como un marginal, el Benny no era un marginal, era un campesino, un guajiro”.
El de la pantalla es “el Benny que fue y que pudo haber sido”, dijo el director salvando su libertad de reconstruir con ficción.
Filmada en nueve semanas, la película, cuya premiere será la noche de este sábado, será presentada en los cines de La Habana la próxima semana y poco después sale para su primer festival en Suiza.
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