Gran Combo una familia que descansa en su fórmula del éxito

Tota

– Rafael Ithier, líder de El Gran Combo de Puerto Rico, nunca imaginó que la organización musical que fundó el 25 de mayo de 1962 junto a un grupo de amigos sería indeleble.

Pensó entonces que, con suerte, habrían de permanecer creando música por unos escasos seis meses y que luego cada uno tomaría su rumbo.

La historia, en cambio, ha contrariado el vaticinio del veterano pianista. El Gran Combo ya cumplió sus 44 años como agrupación convertidos en una de las más importantes leyendas musicales de nuestro acervo cultural y la más aclamada en el mundo.

“Años atrás, conseguir un grupo de personas que miraran esto (la música) como un trabajo era bien difícil. Pero los muchachos tienen conciencia de este negocio y los que estamos aquí nos aceptamos con nuestros defectos y virtudes, y hemos creado conciencia grande de lo que significa el grupo para Puerto Rico, reconociendo que tenemos una responsabilidad bien grande con nuestro país”, manifiesta el director a PRIMERA HORA.

La actividad musical de “Los Mulatos del Sabor” es impresionante. Tan sólo en el transcurso de 2005 realizaron 137 actuaciones, un promedio de tres conciertos semanales, en su gran mayoría fuera de la Isla.

El año pasado, la salsa de esta agrupación hizo bailar a los fanáticos de Quibboó, Tuluá, Cali, Juanchito, Bogotá, Buenaventura y Villavicencio, en Colombia.

También deleitaron a los salseros de las ciudades de Quito, Limón y Guayaquil (Ecuador); así como los parroquianos de San José, Caracas, Maracay, Maracaibo, El Callao, Madrid, Barcelona, Bilbao, Pamplona, Milán y Breccia. Lista a la que se añaden sus comparecencias en Nueva York, Washington DC, Orlando, Miami, San Francisco, Los Ángeles y Pennsylvania.

En lo que va de este año ya se han presentado en Nueva York, Detroit, Chicago, Orlando, Miami, Ciudad Panamá, Chiriquí, Zurich, Tenerife, Gran Canaria y Roma. En esta última ciudad realizaron un concierto el pasado fin de semana, en las instalaciones de la Fiera de Roma, congregando a cerca de 7.000 amantes salseros la noche del sábado y 5.000 el viernes.

Este sábado regresarán a Washington y en un par de semanas emprenderán viaje a Duwait (Emiratos Árabes), Londres, París e Israel.

“Antes, cuando comenzamos, teníamos la ambición de la aventura y todo el mundo en el grupo quería viajar y uno iba con muchos deseos, pero no se iba con tanta frecuencia. Cuando empezamos eran actividades esporádicas. Viajábamos a Nueva York, Colombia, República Dominicana y Panamá, pero cuando la cosa cambió fue después de que grabamos “Don Goyo”, en 1972. A partir de ahí la cosa cambió y después vinieron los éxitos de “Julia” y luego “Las hojas blancas” y, después, “La eliminación de feos”, que es cuando cogimos velocidad en el extranjero. Desde entonces el 85 por ciento del trabajo que realizamos es fuera de la Isla”, comenta Rafael Ithier a PRIMERA HORA mientras camina con sus compañeros de grupo por las antiguas calles romanas, rodeado de una arquitectura antiquísima y abrazado de un acentuado frío.

Al tiempo que el mercado internacional de la salsa se fue abriendo, a partir de los años 80, El Gran Combo de Puerto Rico pasó a ocupar un rol protagónico en la exposición de este movimiento musical.

Sus visitas a Europa y Asia no se hicieron esperar, en momentos en que era impensable que una orquesta de salsa caribeña fuera capaz de incidir con fuerza en esos mercados. La misma situación la vivieron los músicos que se congregaron bajo el colectivo de Las Estrellas de Fania.

Mantener una agrupación por 44 años no es tarea fácil. A lo largo de ese peregrinaje, los integrantes de El Gran Combo han tenido muchos instantes de gloria, pero también momentos difíciles y situaciones que han marcado su senda.

La primera ocurrió en 1968 cuando la actividad del grupo, a seis años de constituidos, minó tras la cancelación de sus presentaciones en radio y televisión, la terminación de su convenio con la casa de discos Gema y, en 1969, la salida de Roberto Roena y Elías Lopés para fundar El Apollo Sound.

“En esa época el Combo se nos cayó”, dice Rafael Ithier.

A partir de entonces, Rafael Ithier vio una salida a su crisis creando su propio sello discográfico, EGC.

Otros momentos duros han sido los provocados por la dimisión de Pellín Rodríguez, en 1973, y Andy Montañez, en 1977. También fue difícil para el grupo el arribo de la modalidad de la salsa erótica en los años 80, la que junto al impulso comercial del merengue ejerció presión para rezagar del mercado a todos los exponentes de salsa tradicional.

Liosos fueron, además, los años en que el colectivo se mantuvo vinculado al sello Fonovisa –con el que hizo tres discos– y los momentos vividos en años recientes con la ruptura de su vinculación con Combo Records, asunto que concluyó en la sala de un tribunal.

Pero, ante cada etapa difícil que ha atravesado El Gran Combo ha brillado la visión del líder Rafael Ithier. Prevalece siempre la perspicacia del músico, la palabra certera del director, la intuición y el olfato preciso del hombre sabio que sabe cuál es la senda correcta por la que hay que conducir, con rectitud, la marcha de su institución musical.

En su organización ha reinado, ante todo, la disciplina y la perspectiva democrática que adereza la deliberación de todos los asuntos que conciernen al quehacer del grupo.

“Hay unas leyes no escritas que existen en El Gran Combo y es un sistema que a nosotros nos ha funcionado. Oficialmente, no somos una cooperativa, pero trabajamos como tal. Es una fórmula en la que todos somos iguales y en la que reina la humanidad y el compañerismo. Esa es una de las partes fuertes del grupo y nuestra fuerza”.

La estrategia es simple: todos para todos. En el colectivo no hay aires de estrellas, todos son músicos importantes y a quienes se les reconoce su valor como intérpretes y se dignifica su quehacer artístico, razón por la que, entre la grey musical del país, ser parte de ese colectivo es concebido como un lujo.

“Para mí, El Gran Combo es mi vida y lo más importante es el respeto que hay entre todos los compañeros. Es una cosa increíble, que ni te imaginas”, expresa el versado saxofonista Freddy Miranda, quien lleva 26 años en el grupo.

“Esto es como estar en las grandes ligas”, dice el bajista Wilfredo Rivera, asentado por sus compañeros Tati Maldonado y Richie Bastar.

El conguero José Miguel Torres Núñez (“Pollo”) asegura que el grupo vive una constante evolución en la que debe siempre predominar “el don de gente”. “Nuestro grupo ha ido cambiando y cada día estamos más organizados, sobre todo en los últimos dos años hemos avanzado un 100 por ciento, estamos más relajados y cada día se respira una mejor atmósfera”.