Realzan el legado de “El Sonero Mayor”

Tota

Palomas mensajeras, a ver si así llega el llamado. Niños de la escuela “Abraham Lincoln” y el Centro Head Start de la comunidad La Perla, en el Viejo San Juan, fueron los únicos puertorriqueños amados por Ismael “Maelo” Rivera que aceptaron la cita de la Fundación creada por la familia de este excelso cantante para celebrar su cumpleaños número 75, fecha que, de estar vivo, ocurriría ayer, jueves.

Recibieron una charla, vieron un vídeo musical de “El Sonero Mayor”, jugaron en una casa de brincos y comieron dulces en su honor.

Pero ése no era el plan original.

“Es lamentable que en Puerto Rico nos olvidemos de los nuestros. Van a otros países y siempre los recuerdan como héroes”, afirmó triste Ricardo Borges, de la Fundación “Ismael Rivera”. Él fungió como “animador improvisado” del evento, en el centro comunal de La Perla.

En la cancha adyacente, se iba a formar un “Bombazo” rumbero a eso de las 12:00 del mediodía.

Mas Ivelisse Rivera, presidenta de la entidad cultural y hermana de Maelo, decidió que “los niños y La Perla van a ser la prioridad” debido a la silente respuesta de artistas que fueron convocados, informó en un aparte con Primera Hora.

El festejo musical se cambió para este sábado en el mismo lugar a las 4:00 de la tarde, si es que consiguen los auspicios necesarios “después de una gestión de varios meses”, dijo Ricardo Borges.

“¿Que cómo nos va en la Fundación? Pues muy mal. No hemos podido ni adquirir la casa para luego remodelarla porque nadie nos hace caso. $106 es lo que tenemos en la cuenta”, indicó Ivelisse Rivera sobre la organización que tiene como propósito preservar material didáctico y musical sobre Ismael Rivera y propulsar actividades en ese sentido.

“Ésos son los primeros que brillan por su ausencia. Siempre quieren cobrar un montón. Ni un… (hace silencio) ni un… ni un… han querido tocar para nosotros. Siempre piden de $5.000 para arriba”, expresó preocupada sobre tres artistas “que están en el tope y se pasan alabando a Maelo”, cuyos nombres se rehusó a mencionar.

El objetivo educativo se logró con los pequeños, de nivel preescolar y primer grado, quienes liberaron un puñado de palomas para reciprocar “la dedicación que siempre puso Ismael (Rivera) en los pobres de Puerto Rico”, en palabras de Ivelisse Rivera. Las aves no eran blancas, sino pertenecientes a la especie silvestre que algunos llamarían puertorrican satus.

“Él era un amante de los niños y de esta barriada. Cuando estuvo en su mayor apogeo, siempre los recordó”, narró su hermana al recordar una peculiar anécdota que recordó al presenciar la algarabía de los niños, emocionados por la casa de brincos y las palomas.

Sucede que Ismael Rivera fue el primero en tener un carro en su barrio natal, en la calle Calma, en Santurce. Cuentan Ivelisse y Laura, otra de sus hermanas, que se llevaba a todos los “titeritos” a pasear por el Viejo San Juan, específicamente por el castillo San Felipe del Morro y el sector La Perla, cuna de sus amistades.

“Yo era chiquita. Nos compraba mantecados, dulces, y también nos cantaba bomba y plena, que a él le encantaban igual que después la salsa”, amplió.

Atentos, los chamacos observaron un vídeo en el que Maelo aparecía en caballo, jugando dominó y saludando a los residentes de La Perla mientras entonaba la canción así titulada.

No reaccionaron igual con el documental de la Universidad del Sagrado Corazón, en el que hablaban el compositor boricua Tite Curet Alonso y Cucco Peña.

El mensaje de “La Perla”, no obstante, fue suficiente.

“Me gusta la salsa”, afirmó un risueño Luis Yudiel Pachecho, de cinco años de edad, tras tararear el coro “a La Perla hay… que quererla”.

También escuchaban esa lírica los representantes Iris Miriam Ruiz y Ferdidand Pérez, quienes ocuparon el lugar de los artistas ausentes para posar para las cámaras periodísticas.