Shakira emocionó en Venezuela

Tota

Con los ojos húmedos se despidió Shakira del público en la base aérea de La Carlota. “Qué emocionante volver a este país. Para nadie es un secreto el cariño que le tengo a los venezolanos. Han sido mis confidentes para cada una de las pequeñas historias en mis canciones”, dijo al comienzo. Y fue consecuente durante el breve recital que duró casi una hora y media.

Estoy aquí fue la sentencia con la que la barranquillera llegó al escenario. Sólo su silueta se movía en la penumbra hasta que las baterías estallaron para luego seguir con Te dejo Madrid.

La precisa iluminación puso a todos en penumbra y entonó una vieja e íntima melodía: Antología, acompañada sólo por guitarras acústicas y el latir de un tambor. “Esta la compuse a los quince años, cuando me enamoré por primera vez”, contó.

Con el recinto atestado de gente volvió a sus fueros al son de Inevitable y Si te vas, incluidas en el largaduración Dónde están los ladrones.

Un cuerpo de violines apareció al fondo, proyectado en una lona que reflejó diversos motivos a lo largo de todo el esperado show. Se explayó con picardía durante el bossa nova titulado Obtener un sí.

La fiesta comenzó de lleno con las primeras vibraciones de La Tortura. Acompañada no por Alejandro Sanz, sino por un moreno y enérgico colega, comenzó a menear sus caderas.

Así dio paso a una de las secciones más aplaudidas. Luego de breve intermedio de danza y piano en video, emergió vestida de rojo para interpretar No. Muy a laMadonna en su Drowned World Tour, a mitad de canción desplegó unas “alás” de tela y danzó de lado a lado cual mariposa.

Su conocida danza del vientre fue el preámbulo para escuchar Suerte (Whenever, Wherever en inglés). Mientras cantaba bajó para tener contacto piel a piel con el público.

Luego de presentar a cada músico y de cantarle cumpleaños a uno, se sentó junto al piano para mostrar la versión ac´ústica de La Pared.

Pies descalzos volvió a retroceder a la artista una década. Ciega Sordomuda, le sirvió para mostrar su juguetón caudal vocal antes de dar el falso final al recital. La audiencia no fue efusiva al pedir su regreso y prefirió gritar consignas políticas antes que reclamar el regreso de la artista.

Minutos después, la colombiana se enfundó en una indumentaria con aires del medio oriente para vibrar con Ojos así y cerrar la fiesta al son de Hip’s don’t lie.

Así dijo adiós tras un espectáculo muy medido, que poco dejó para la improvización. Confesa perfeccionista, supo entretener, pero no selló el recuerdo de la Shakira abrazada por Venezuela hace diez años.