Una vez detenido el vehículo, Spears trató en todo momento de justificarse diciendo que los paparazzi la perseguían y por eso se vio obligada a superar la velocidad permitida. Después de diez minutos de pertinentes comprobaciones, tanto de carnet de conducir como del seguro del coche, los agentes, que reconocieron a la artista nada más verla, permitieron que continuara su marcha. Britney, nerviosa por lo sucedido, prefirió bajarse del coche y que condujera uno de sus acompañantes, aunque en vez de a Las Vegas, regresaron de vuelta a casa.
No es el primer altercado policial que sufre la cantante, Britney se vio sometida a una investigación por conducir con su bebé, Sean Preston, en brazos.
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