Cheo Feliciano acepto reto del inolvidable Tito Rodriguez

Tota

Toparse con Cheo Feliciano en un lugar público es como encontrarse con un amigo de siempre que no se cansa de repetirle a su público que es su familia.

Desde que nació en Ponce el 3 de julio de 1935, la música siempre estuvo de lado de José Feliciano Vega. Sus primeros amores fueron la guitarra y el trombón, por lo que ingresó en la escuela de música Juan Morel Campos.

Buscando una mejor condición económica, su familia decidió “embarcarse” para Nueva York y a la gran ciudad llegó el 13 de septiembre de 1952. Entonces tenía 17 años.

Premios y homenajes:

Homenaje Senado de Puerto Rico (1984, 1999)

Búho de oro ­ Panamá (1979, 1985)

Hijo honorífico de la ciudad de Ponce (1982)

Copa de oro ­ Venezuela (1975)

Daily News Front Page Award ­ Best Latin Vocalist (1977)

Latin New York Magazine ­ Artista más popular (1976)

Con el oído afinado gracias a la insuperable armonía del trío Los Panchos, Cheo comenzó a codearse en la urbe con los mejores músicos de la época. La guitarra y el trombón se quedaron en el baúl y Cheo decidió que sería un percusionista de primera. Su amigo Kako Bastar lo encaminó en el arte de pegarle a los cueros. Así un día Kako se fue de bodas y en su lugar dejó a Cheo para que tocara con su orquesta Ciro Rimac’s Review, lo que marcó el debut del ponceño en los escenarios. Más tarde Cheo se unió como conguero al Conjunto Marianaxi.

Soñando en grade, Cheo se convirtió en “carga maletas” de estrellas como Tito Rodríguez, Machito, Tito Puente y Mon Rivera… siempre con el interés de triunfar como percusionista.

Estando en el célebre Palledium de Nueva York, escenario donde Tito Rodríguez era el rey, a Cheo le llegó la gran oportunidad. Resulta que Tito le entregó las maracas y el micrófono y lo retó a que cantara en público con su famosa banda.

El propio Tito hizo la presentación y Cheo, con sólo 20 años, cantó Changó ta vení y Barito. Esa noche nació una verdadera estrella.

El propio Tito se lo recomendó a Joe Cuba y el 5 de octubre Cheo se unió al sexteto con el que grabó 17 discos. Sus números El ratón, A las seis y El pito se convirtieron en iconos de la salsa.

Tras enfrentar con valentía su adicción a las drogas, Cheo ingresó en un exitoso proceso de rehabilitación. Regresó como solista en el 1972 para luego unirse a La Fania y ser una de sus estrellas en la época dorada de ese sello disquero.

Desde entonces se ha mantenido en la cima internacional, admirado y respetado, sobre todo, por su solidaridad y deseo de ayudar a los jóvenes que equivocaron sus caminos.