El Gran Combo en el Club Campestre de Cali

Tota

Cerca de 2.300 personas bailaron al son del Gran Combo de Puerto Rico en dos pistas de baile en el Festival de Orquestas del Club Campestre de Cali.

Foto: Olga Lucero Cadena / El País

La noche del miércoles, socios e invitados del Club Campestre gozaron de la primera actuación del Gran Combo de Puerto Rico en la versión 50 de la Feria de Cali. Crónica social.

“¡Qué me habrá echado esa chica que me tiene arrebatao, que me tiene medio loco, que ya estoy enamorao (…), que tu me tienes temblando de noche y de día, tu me hiciste brujería!”.

Era la media noche del segundo día de la Feria de Cali, y dos mil trescientas personas tiraban paso en las dos pistas de baile del Club Campestre, mientras el Gran Combo de Puerto Rico machacaba tambores, soplaba trompetas, le daba duro a la campana de plata, trituraba teclados y se devoraba los micrófonos:“¡Bruja, bruja, brujita, tu me hiciste brujería!”.

Todos hechizados, encantados. Amigos que se reencontraron justo tras un año de no verse, porque como se oía por ahí “esta es la fiesta en la que uno se encuentra con todo el mundo”.

Ah, la Feria en los clubes, la excusa perfecta para darse tremendo baño de popularidad, enloquecerse en la pista con “tírenlos pa’bajo que son un peligro arriba… pa’ fuera, pa’ la calleeeeeeeee”, desfilar con la pinta de moda (shorts con tacones altos, blusas de seda colorida con chicles, vestiditos que a duras penas tapan lo que todos quieren ver, tops brillantes con jeans, escotes de infarto en la espalda para abrazarle las vértebras a la chica) y rogarle a los fotógrafos de las páginas y revistas sociales para que los inmortalicen en papel y tinta de colores o al menos que los suban a la web de las vanidades. Pero, todo bien: que tire la primera piedra el que no le encante que al otro día le digan “¡¡te vi en El País!!”.

“Me levanto por la mañana, me doy un baño y me perfumo, me como un buen desayuno y no hago más ná, más ná…”, cantaban los salseros puertorriqueños, los sardinos brindaban con Blanco del Valle y pasaban el elixir de la caña con limonada servida en vasitos rojos de plástico con el patrocinio de Meléndez.

Pero, claro, es que ahora las fiestas son con patrocinadores: los vasos, los globos rojos y blancos, los pendones en las paredes anunciando la construcción de un edificio en el Oeste, el sobrecito de Sal de Frutas Lúa que regalan a la entrada, la muestra del gel “para subirle unos grados a tu intimidad” (se hubieran desmayado aquellos que iban de saco y corbata al Campestre en los años 40 para bailar los boleros de Daniel Santos, en los 50 los porritos de Lucho Bermúdez y Matilde Díaz o el “Ay cosita linda mamá” de la Orquesta de Pacho Galán en los 60).

Pero ya ven, en tiempos de marketing hasta las fiestas en los clubes sociales tienen puestico de degustación de la nueva marca de aceite de oliva (“galleta de soda con antipasto, con mucho gusto para la dama…”).

“¡¡¡Esto no es balada, esto no es rock, esto es salsa, son y rumba, esto no es ensaladita light; arroz con habichuela y vianda es lo que hay!!!”. Lo último de los boricuas también le puso sabor a la fiesta del Campestre, una rumba que este año – según los infaltables – “estuvo rica porque no había tanta pelotera”, una fiesta que se planea con seis meses de antelación, en la que participan absolutamente todos los empleados del Club, desde el Presidente, el veterinario, el jefe de recursos humanos y el ingeniero que asumen otros roles para velar por el buen ritmo de la noche.

Cuando fueron las 12:15 a.m. 520 bolsas de hielo ya habían sido vertidas en los vasos, y unas 2.500 empanaditas habían crujido en el aceite hirviendo y estaban listas para ser degustadas.

Quince ayudantes de bar, 140 meseros que volaban de mesa en mesa, diez cajeros enloquecidos, 91 personas de seguridad, 20 policías, tres paramédicos, dos ambulancias, 29 guardaespaldas, una fila de hasta 15 mujeres para entrar a hacer pipí, 1.200 carros parqueados y 120 botellas de agua al clima y tres bandejas de papaya, piña, uvas, manzanas verdes y fresas para los artistas del escenario hacen parte de los números de una rumba de club.

Un Festival de Orquestas que se prendió con Carbono 1 4, el Grupo Agredo, el Gran Combo, los vallenatos de Silvestre Dangond y Juancho de la Espriella y la popularísima miniteca de Banano que sonó hasta las 6:00 a.m..

Una fiesta de Feria donde se toparon la presentadora de televisión Ana Karina Gómez y su otra vez novio Pedro Palacios, el de Protagonistas de Novela; el cantante Jorge Cárdenas, los Forero, los Villegas, los Aljach, los Triana, los Grimoldi, la Bellini, los Ortega, la Terraza y la Navia, los Herrera, el Dáger, las Rivera, la Vernaza, La Lupe, los Reyes, el Tenorio, la Márquez, la Domínguez, el Carvajal y el Quintero… ¿No ve que en esta fiesta uno se encuentra con todo el mundo?