Y a esos salseros les hace justicia Mel Martínez en su más reciente disco, “Pa’ la calle”.
“Yo espero que no sea ofensivo, pero este tema es para las personas que continúan viviendo en el pasado. Sí, yo soy admirador de Ismael (Rivera), de Pete “El Conde” (Rodríguez), y para mí el papá más grande es Frankie Ruiz; pero también hay que darles espacio a los que hay ahora. La gente sigue diciendo: ‘El mío era éste, el mío era aquél’, pero, ¿y nosotros, los que venimos del 80 pa’ acá? ¿Y los que salen nuevos?”, expresa el cantautor al explicar la canción “El comentario”, de su inspiración.
La voz poética de este número, arreglado por Tito Rivera, cuestiona los reclamos de un “supuesto conocedor de los salseros” que se pasa quejándose de que “ya no nacen más rumberos” sin apreciar el trabajo de los cantantes contemporáneos, pues no asimila que éstos rumbeen a su manera, con fusiones de música urbana.
“Está bien tener esa admiración, pero cuando quieras oír algo de Héctor Lavoe, él no va a salir de la tumba; somos nosotros los que vamos a cantar”, añade el vocalista de 38 años sentado en la placita Barceló, en Barrio Obrero, Santurce, mientras varios vendedores de lotería le echan una mirada asaltada por la sorpresa y suavizada por el cariño.
Es que Melvin Arthur Martínez habla con transparencia: observa con claridad el mundo al que pertenece. No nublan su mirada humos de grandeza, y la única “malicia” que exhibe es la que traduce en habilidad para componer letras y melodías.
Por eso puede cantarle a la masa de jóvenes de la cual los movimientos salseros actuales se han agarrado para darle a este género musical un nuevo impulso, así sea de la mano del reguetón, táctica que él, sin embargo, no ha explotado.
“Cuando Menudo salió, en los (años) 80, entra Jerry Rivera, y ¿en qué género? En salsa. Todos los chamaquitos, con las novias, lo siguieron, y siguieron la salsa. Eso se le agradece, se le quiere y se le respeta”, rememora sobre este público que califica de “picky”.
Formado en las filas de la orquesta Apollo Sound, de Roberto Roena; La Primerísima, de Tommy Olivencia; y La Solución, el puertorriqueño nacido en Connecticut entiende que esta otra cepa de fiebrús de la salsa tiene sus propias exigencias y ha sabido educarse en términos como “la guerra de soneros”.
Este término no es sinónimo de la “tiraera” de los raperos, a la que no le resta méritos, dice.
“Ya pasamos esa era de las caritas lindas. La gente está propensa al arte. Ya nadie puede decir: ‘Tengo inyectado a Ismael y nací para esto’. Lo importante del soneo es hacerlo de sentimiento, y así sale un tema. No es sonear por sonear, es que diga algo, que tenga carne”, comenta el autor de varios de los temas del nuevo cedé de Paquito Guzmán y Paquito Acosta juntos, y de “Brava” y “Diferentes clases de besos” para Michelle Sotomayor, una de las maestras de canto del reality show “Objetivo fama”.
“Pa’ la calle”, producido por Luis Domínguez, de Envidia Records en España, cuenta con la colaboración de Willie Sotelo y Georgie Padilla bajo la dirección musical de Luis González.
Secándose el sudor con una toalla, el amigo de Luisito Carrión y fanático de Ricardo Arjona, entre otros rockeros y baladistas, confiesa que su única ambición con su segundo álbum como solista es que “si un día me voy, mis melodías se queden, que lleven mi tumba al son de la rumba”.
“Pa’ la calle”
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