A pesar de que todavía tiene su espalda lastimada, situación que lo obligó a cancelar varios shows la semana pasada, el astro puertorriqueño no dejó de bailar y brincar durante el último espectáculo de la gira “Black and White”, que realizó en Puerto Rico, Latinoamérica y Estados Unidos.
Alrededor de las 8:17 p.m. las luces del Amway Arena se apagaron para dar inicio al concierto. Acompañado de ocho bailarines, dos coristas y 10 músicos, Ricky comenzó al ritmo de plena, uno de los muchos géneros musicales que presentó en el espectáculo multisensorial y multicultural.
Fueron pocas las veces que se dirigió al público y cuando lo hizo fue en inglés, hasta que llegó el tema ‘Asignatura pendiente’, en el cual dijo en uno de los versos ‘Borinquen’, lo que causó que todos los puertorriqueños comenzaran a gritar sin cesar.
Esto ocasionó que el artista se emocionara y sonriera sin parar, dando paso a una serie de conversaciones en español.
“¿Qué pasa boricuas? Muchas gracias Orlando”, comentó antes de despedirse con ‘The Cup of Life’.
A su regreso, Ricky destacó las diferentes culturas congregadas entre las 8,200 personas que se llenaron en el Amway Arena, que vibró al ritmo de la música y de los gritos.
“Es increíble… estoy más que agradecido porque en mis conciertos, no importa en qué ciudad, siempre veo banderas de todas partes. Como hoy, que hay gente de Venezuela, Japón, México, Inglaterra, Puerto Rico… Esto es un mundo perfecto… La unión de todos los países”, dijo Ricky antes de decir adiós.
Luego de una hora y 45 minutos de pura algarabía, el espectáculo cerró con el mensaje de ‘Somos la semilla del cambio’.
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