Aunque en la conferencia de prensa que ofreció días antes de los dos conciertos que ofreció el jueves y el viernes pasado había dicho que sólo cantaría en español, sorprendió al público interpretando algunas de sus canciones en portugués, destacándose una que dedicó a su tercera esposa, María Rita Braga, después de cuyo fallecimiento en 1999 se alejó de los estudios de grabación y de los escenarios.
Acompañándose al piano mientras sobre su cabeza iba apareciendo la letra de la canción sobre una pantalla gigante, Roberto Carlos puso todo su corazón para comenzar los versos con las letras M-A-R-I-A R-I-T-A M-E-U A-M-O-R y terminar diciendo O sol/ Raiou pra mim quando eu te encontrei (El sol/ brilló para mí cuando te
encontré).
En otro momento del concierto, volvió a tocar el tema de su desaparecida esposa expresando que ”yo tengo el privilegio de saber lo que es el verdadero amor”, recibiendo una estruendosa ovación de los presentes, los que, al parecer, estaban enterados de todos los detalles del dolor que aún lo embarga, aunque en un grado que le permitió volver a reencontrarse con sus seguidores.
El espectáculo, en el que el astro brasileño contó con la presencia entre el público de sus colegas José Luis Rodríguez ”El Puma” y Marco Antonio Solís ”El Buki”, mantuvo a los presentes extasiados de principio a fin, ya que no hubo ”estrenos”, sino sólo temas que convirtieron al artista en uno de los más queridos de América Latina, en especial Detalles, que interpretó tocando la guitarra, y Desahogo.
Vistiendo un sobrio traje azul y una camisa blanca sin corbata, Roberto Carlos abarcó desde su primera época de la década de 1960, cuando se le consideró ”El Elvis Presley brasileño”, de la cual escogió El cacharrito y El gato en la oscuridad, ”cuando hacíamos canciones ingenuas”, según dijo, pasando luego a una etapa más explícita, la que comenzó con Yo te propongo, Cóncavo y convexo y Cama y mesa.
”El amor y la pasión no es lo mismo”, dijo en una pausa, donde nuevamente aprovechó para referirse a la esposa. “La pasión dura tres meses, un año, dos años, mientras que el amor es un sentimiento, una fuerza, una energía que puede hacer que este sentimiento sea eterno. Estoy hablando de María Rita”.
Pero no todo fue tristeza en el concierto. También hubo ritmo y alegría, lo que se encuentra también en buena medida dentro de su vasto repertorio. Hizo bailar a la audiencia con interpretaciones como Brasil, Mujer pequeña y Amigo, y homenajeó a los famosos compositores cariocas Antonio Carlos Jobim y Vinicius de Moraes cantando Insensatez, tema que incluso grabó Frank Sinatra.
Otra de las características de las composiciones de Roberto Carlos ha sido su sentido espiritual, el que está presente en la mayoría de sus producciones discográficas. En el concierto del Carnival Center no tenía por qué estar ausente este aspecto tan propio del cantautor brasileño. Para tal efecto, escogió Jesucristo, el tema más representativo de su religiosidad, haciendo levantarse al público, que batió palmas y lo acompañó en un coro multitudinario a lo largo de la versión extendida porque iba a ser el cierre de su actuación.
Pero sus admiradores no se conformaron con todos los éxitos que les había obsequiado hasta esa altura e insistieron en que continuara cantando, a lo que él accedió, interpretando Amada amante y Un millón de amigos. Ahora sólo queda esperar el lanzamiento del DVD para atesorar lo más destacado de la carrera de Roberto Carlos.•
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