El reverendo Alex D’Castro, el percusionista Johnny El Bravo y el cantante Ismael Miranda

Tota

El reverendo Alex D’Castro, el percusionista Johnny El Bravo y el cantante Ismael Miranda llegaron hasta el Hospital San Jorge con una trulla de amor y fe. (Dennis M. Rivera / END)

A mano “pelá” arribaron al Hospital San Jorge con una trulla de amor y fe. Los pleneros no aparecieron, pero el reverendo Alex D’Castro, el percusionista Johnny El Bravo y el cantante Ismael Miranda llegaron a la unidad de oncología.
Originalmente, Johnny pensó que la cita sería oportuna para promover el disco “Fiesta navideña” que grabó con Alex, Ismael, Bobby Cruz y Tony Vega, pero dijo que Dios le reveló a su corazón que debía compartir su testimonio, sin los panderos de plena.
En la primera habitación encontraron a William Corniel, un joven de 19 años, cuya pierna derecha fue amputada por la condición de osteosarcoma que le aqueja.
A pesar de la enfermedad que afecta sus extremidades, William sueña con jugar softball, su deporte favorito. A su lado, aferrada a su cabecera, lo acompaña su madre Lourdes.
“Me siento contento porque nadie me visita. No cuento con nadie más, excepto mi mamá, los compañeros del hospital y las enfermeras. Nosotros necesitamos un poquito de alegría porque esto no es fácil”, señaló William, sometido a un tratamiento de radio y quimioterapias que se prolongará por casi año y medio.
“Mi meta, cuando salga de aquí, es jugar softball superior”, indicó poco después de que los artistas pasaran a la siguiente habitación.
Allí conocieron a Noraida Sarriera, de 18 años y quien exhibía el disfraz de una gatita negra.
“Esta ropa me la prestó mi tía y mami me ayudó a vestirme”, señaló la jovencita luego de que Ismael le cantara a capella la melodía Mi niña bonita.
En otra cama, Gerardo, se sentía indispuesto. Vomitó varias veces por los efectos del tratamiento químico de la mañana. Mas Alex, Johnny e Ismael, pensando que compartirían esperanza con el chico de 13 años, recibieron la bendición de conocer que él aceptó que lo bauticen el Día de Acción de Gracias.
En el siguiente cuarto los esperaba el joven Víctor Maldonado. Sin articular una sola palabra y combatiendo el frío con una ropa de fatiga gris y una boina azul, el chico los escuchó con una expresión de paz y felicidad. Alex puso su mano derecha sobre su corazón y oró, recordando que para Dios no hay nada imposible.
Visiblemente impactado, Johnny El Bravo se comprometió con el personal de la institución a que en diciembre regresará con su fiesta navideña para acompañar una vez más a los pacientes de la unidad de oncología del Hospital San Jorge.
“Esta ha sido una parranda de fe y amor. Nunca estuve aquí y esto marcará mi vida porque sé que esta reunión no fue programada por nosotros, sino por Dios, que deseaba que compartiéramos palabras de esperanza con estos pacientes