Para ellas – Confesiones de una mente abstemia

Tota

Hace dos semanas que no lo veo y ya me dio angustia. Me tocó decirle que no porque me estaba ilusionando y no aguanta salir con pendejadas con un perro como ese.

Tiene novia en otra ciudad, vino a Bogotá de vacaciones largas, le echa los perros a mis amigas, una vieja que conozco como que se metió con él y aunque dice que me quiere a mí yo no le creo a él. Y si no puedo vivir esto con gusto pues es mejor no seguir.

Ya me ha tocado sufrir con manes antes y no quiero hacerlo de nuevo. Él me alborota todo, me pone celosa, insegura, me pone caliente, me hace sentir deseada pero no puedo dejar de pensar que está con otras mujeres. Eso me mortifica.

Pero ahora no sé que es peor, si torturarme con la idea de que me es infiel o de no poder verlo en ropa interior en mi cama. La ansiedad me está matando y talvez el remedio sea peor que la enfermedad aunque hay más enfermedades allá afuera y como con médicos así yo sí me enfermo.