El trabajo, publicado en el último número de la revistaPsicothema, analiza de qué forma afecta la ira a la población femenina. Para ello, las autoras del estudio diferenciaron entre tres tipos de ira: interiorizada, exteriorizada y controlada. La población estudiada estaba formada por 327 mujeres con una edad media de 35,4 años. El 63% de ellas trabajaba; el 22% eran estudiantes; el 12%, amas de casa y el 3% restante estaba sin empleo.
La investigación revela que, comparando la ira manifestada con la interiorizada, es preferible expresarla puesto que, aunque se asocie con mayores niveles de presión sanguínea, de frecuencia cardíaca y una mayor secreción de adrenalina (entre otras reacciones fisiológicas), la recuperación hasta los niveles normales es más rápida que si se reprime. “
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