Parnia manifiesta que la técnica más eficaz es enfriar el cuerpo con gel para reducir la actividad metabólica en las células y conectarlas a un oxigenador de membrana, que active la circulación de la sangre.
Según el autor el proceso es complicado, laborioso, nada barato, pero sí posible.
Así mismo, el experto confirma su teoría debido a que se ha comprobado que las células del cerebro son “viables” y pueden ser cultivadas en un laboratorio hasta cuatro horas después de la muerte de una persona, las células de grasa viven durante 13 horas, la de la piel 24 horas y las de los huesos cuatro días.
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