
Cuando se dio cuenta del error cometido, la mujer manejo a un lugar cercano a su casa en St. Stephen, Cornwall y se tomó varios frascos de fármacos. El mensaje decía: “Gracias por una maravillosa tarde. Solo espero que podamos repetirlo más seguido”.
Cuando su marido la enfrentó, Gail aceptó lo sucedido pero negó que hubiera pasado en otras ocasiones; la pareja discutió y al día siguiente Gail se suicidó.
Después del hecho su esposo, Peter Crocker, de 49 años de edad, declaró que la habría perdonado.