De acuerdo a Korotov, el ombligo y la cabeza son las partes que primero pierden su energía vital, y el sexo y corazón, son las últimas en desprenderse antes de sufrir la fantasmagoría de lo infinito.
En situaciones en las que una persona sufre una muerte violenta o inesperada su energía se manifiesta en estado de confusión y regresa al cuerpo en los días que le siguen a la muerte. Esto podría ser debido a toda la energía extra que quedó sin utilizarse o a miedo de abandonar el cuerpo.
Estas explicaciones resuenan con algunas creencias budistas que afirman que hay partes del cuerpo a las que la mente (o el “alma” o el “espíritu”) no pueden abandonar tan fácil. Por otro lado, el trabajo basado en la fotografía Kirilian ha sido desestimado en varias ocasiones por la ciencia.
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